viernes, 13 de abril de 2007

PODER POPULAR, PODER CONSTITUYENTE
PODER CONSTITUYENTE: ENSAYO IV

IV
LA CONSTRUCCIÓN DE LA RED DEL PODER POPULAR

Es un hecho real y concreto que desde que se inició el proceso Constituyente, en 1999, en el que por primera vez el Poder Originario del Soberano fue consultado para aprobar y hacer suya una Constitución, se han abierto nuevos espacios de participación popular que han permitido la irrupción y consolidación de numerosas organizaciones comunitarias como los Cómites de Tierras Urbanas, los Comités de Participación Vecinal, las Mesas Técnicas de Agua y los Comités de Salud, entre otras tantas.

Estas organizaciones han propiciado una auténtica actividad democrática, participativa, deliberativa y protagónica, que ha impulsado el principio de cogestión con los poderes públicos, tal como lo demanda la Constitución Bolivariana. Este impulso creativo, animado por los lineamientos centrales del proceso político nacional, debe ser organizado con miras a constituir una verdadera Red del Poder Popular, que integre todos los movimientos y permita ejercer un gobierno participativo en beneficio de todos.

T. Negri nos recuerda que en sociedades complejas, desiguales y marcadas por una profunda e irreductible diversidad cultural y territorial, como es el caso de Venezuela, el gran reto es construir una portentosa multitud, que cree un espacio común de objetivos y principios. Tenemos que ser capaces de constituir un movimiento de movimientos, y esto sólo es posible si generamos dinámicas de interacción en red entre todos los actores sociales, y se crean novedosas maneras de reunirse, discutir, dialogar y, sobretodo, tomar decisiones. Esta es la forma en que el pueblo debe ejerce el poder en el socialismo del siglo XXI.

Creemos que las demandas sociales no se pueden desarrollar en este proceso político de manera unilateral, porque se dispersarían las fuerzas populares y se perderían los objetivos políticos generales. Crearíamos lo que se denomina, dentro del campo de la física, una entropía o caos de energía. Tenemos que trabajar para favorecer el modelo del movimiento de los movimientos, es decir, en la creación de una Red del Poder Popular que integre las demandas de las mayorías, y consolide diversos espacios -físicos y virtuales- para el intercambio de información, para la discusión y la toma de decisiones en común.

Las tareas de cogestión deben ser asumidas como una gran secuencia histórica, en la que debemos interactuar permanentemente todos los actores sociales del proceso. Aún existen muchos obstáculos y desafíos por superar, como la pesada herencia burocrática de la IV República, pero sólo marchando juntos, con tareas políticas comunes y metas compartidas, podremos alcanzar en la práctica un desarrollo social, real y sostenible. La construcción de una Red del Poder Popular es el primer paso en este proceso.
Desde la Alcaldía Metropolitana hemos venido desarrollando una concepción sistémica del trabajo en red, que intenta no sólo articular y potenciar las distintas fuerzas sociales y populares de la ciudad, sino que adicionalmente busca manejar visiones flexibles, dinámicas y democráticas, acordes con los desafíos del socialismo del siglo XXI que estamos construyendo. En este sentido, debemos explicar algunos conceptos fundamentales que aclaran nuestro enfoque y nuestra visión de lo que debería llegar a ser la Red del Poder Popular.

El tema de fondo de la construcción de una Red del Poder Popular radica en la definición de las unidades de acción. Quiénes son sus actores, qué los identifica y en qué lugar o territorio actúan. En otras palabras, qué define a una comunidad. Lógicamente, este tema se asocia con otro aspecto fundamental de la estructura funcional y organizativa de la Red: la condición de vecindad o distancia entre los distintos componentes que la integran, a fin de optar por modelos de organización discretos o continuos.

Estamos convencidos de que la tecnología comunicacional es el medio para vincular a los conglomerados sociales que no pueden reunirse físicamente en una asamblea de ciudadanos. También hay que subrayar las cualidades de los flujos organizacionales, y las propiedades específicas que tienen los actores dentro del proceso que se busca construir. Existen cuatro conceptos que tenemos que tener claros:

Red sistémica: El principio fundamental de la teoría sistémica radica en el reconocimiento del Todo como el resultado superior a la suma de las Partes. La concepción de totalidad supone la sinergia y la referencia holística. Nuestra concepción reafirma el diseño y la construcción de una Red que se constituya gracias a la asociación de múltiples actores sociales, que persiguen un fin específico y se mantienen, para conseguirlo, en interconexión permanente. Un sistema consiste en la integración de distintos niveles. De separarse, cada una de las partes puede llegar a tener rasgos asociados al sistema, pero no funcionar como tal. Desde esta perspectiva, los aspectos centrales en la identificación y funcionalidad de un sistema están caracterizados por la organización y la interacción. Concebimos sistemas abiertos e interconectados, donde se favorece el intercambio de materia, energía e información. Debemos garantizar que la red sea viable, equilibrada y sostenible. Lo más importante es que de la unión de las partes, del intercambio de materia y energía de los distintos actores sociales, surgirán nuevas expresiones funcionales y estructurales que antes no existían. La Red del Poder Popular, debido a su organización e interacción, crea nuevas condiciones y necesidades para el ejercicio social de la política. Y esto es sumamente revolucionario.

Identificación de objetivos: Hay que definir claramente la razón de ser de la Red del Poder Popular. Tenemos que establecer los objetivos y las metas en un tiempo y un espacio específicos. Toda Red tiene uno o varios propósitos u objetivos, a partir de los cuales se organiza y se estructura como sistema.

Interrelación e interdependencia: Hay que mantener una estrecha interrelación entre los componentes y las partes del sistema, bajo la visión de un orden compuesto. Es decir, tenemos que comprender que el "valor agregado" de la relación de los componentes en Red produce una nueva forma de organización de la materia y de la energía. En pocas palabras, del Pueblo. Esta relación supone el principio de circularidad inmanente. El cuerpo de la Red Popular produce sus propias necesidades y motivaciones.

Sinergia: Es la acción cooperativa de los distintos componentes que entablan relación dentro de una Red. Sin ser indispensable, la sinergia tiene una gran utilidad en el incremento del rendimiento del sistema y de sus componentes. La sinergia ayuda a que determinados subsistemas potencien la acción coordinada de otros subsistemas. Y este es un valor al que le damos suma importancia: la cooperación es fundamental para que todos los actores sociales, que componen la Red del Poder Popular, marchen bajo objetivos y propósitos comunes, bajo una idea colectiva, dinámica y siempre en movimiento.

La participación popular activa tres grandes procesos que debemos potenciar al máximo, con miras a crear verdaderas comunidades organizadas a través de Consejos Comunales. La unión de ciudadanos en territorios definidos (físicos y virtuales) y la unión de comunidades bajo demandas y exigencias similares obliga a establecer procesos fluidos de comunicación interpersonal, intercambio de información, cooperación y toma de decisiones. La buena comuncación, como sabemos, es productora de comunidad. El intercambio y la interacción entre los distintos actores sociales obligan no sólo al uso común de lenguajes, culturas y demandas, sino que, además, en la medida en que se fortalecen estos espacios y estos vínculos, se crean nuevos lenguajes y nuevos propósitos políticos con carácter colectivo. La comunicación en red garantiza la producción de lo común y propicia formas de organización, de racionalidad y de creatividad social, totalmente novedosas y revolucionarias.

La unificación de demandas a través de asambleas de ciudadanos y ciudadanas, el órgano esencial que le da base organizacional a los consejos comunales, tal como lo especifica la Ley de los Consejos Comunales en el artículo 3, obliga a tener claras las tres fases del proceso que potencian la participación popular:
Existen dos temibles fantasmas que debemos espantar, si queremos garantizar el fortalecimiento de la participación popular en los distintos consejos comunales. Estas amenazas se relacionan, fundamentalmente, con el hecho de que las decisiones no se ejecuten, a pesar de que se acuerden en asamblea, y que, debido a la complejidad de la toma de decisiones (de un consejo comunal dado a los poderes públicos de la nación), el modelo de participación termine transformándose en un modelo de representación, en el que la actuación protagónica y activa del ciudadano se diluye en representantes y delegados. De esta manera, se pone en riesgo el protagonismo del pueblo y la posibilidad misma de tomar decisiones. El concepto de democracia participativa estaría en peligro si no afrontamos el desafío de construir una Red del Poder Popular que trabaje cogestionada y corresponsablemente con los distintos poderes públicos. Una Red que sea flexible, dinámica, interactiva y de carácter horizontal.

¿Qué significa poder? Significa expresarse libremente, llevar a la acción los planteamientos colectivos, materializar ideas y proyectos. En este sentido, el Soberano adquiere poder, en primer lugar, de manera directa, al construir organizaciones en las que se puedan ventilar y organizar las distintas demandas y necesidades de una comunidad. En estas organizaciones se ejerce la democracia participativa y protagónica, en la que no se introducen elementos ni agentes de representación o mediación política. La comunidad, directamente, ejerce sus poderes, al organizarse como colectivo para enfrentar los problemas, así como para dar respuestas concretas y oportunas a todos los integrantes de dicha comunidad.

La segunda forma de ejercer el poder, tal como lo contempla la Constitución Bolivariana, es eligiendo a los poderes públicos del Estado y haciéndolos suyos. El artículo 5 es enfático a la hora de determinar la creación de un espacio de poder, de un espacio soberano, que es originario e irrenunciable:
  • Artículo 5: La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
Los representantes de los poderes públicos, elegidos por el pueblo soberano, deben convertirse en facilitadores, y en entes capaces de transferir los recursos técnicos, operativos y financieros a la Red del Poder Popular, y de promover los procesos de cogestión y corresponsabilidad. Este modelo obliga tanto al pueblo organizado como al Estado a "bailar" juntos, con tareas y direcciones comunes, imposibles de deslindar.

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