jueves, 29 de abril de 2010

El Sujeto (QUinta Columna 29/04/2010)

Un proceso de cambios sociales que se reclame a sí mismo de revolucionario, no puede aspirar a otra cosa que no sea la construcción de una máquina deseante hegemónica. Esto es: Fábrica de sujeto. Dicho de otra forma, es el modo extenso y de expresión de una ideología (entendida ésta como campo de representaciones) hecha sensibilidad política colectiva. O sea, discurso y práctica de la vida cotidiana, como fórmula de realización del deseo mudo, con un margen de discrepancia cerrado (es decir, abierto; y éste no es un juego de palabras, una ironía o una paradoja) a un universo de significado comúnmente compartido en una fórmula de consenso, en torno a un conjunto articulado de “permisiones” validas para la convivencia social. Legitimidad, no es otra cosa que corporeidad biopolítica del biopoder de los discursos, cuando éstos hacen carne en el deseo. “La fórmula del sujeto”, su clave de acceso, se encuentra en un tipo de relación; en la producción de los instantes-acontecimiento de una hegemonía. Los efectos-pasiones restallan, desde el modo de expresión de las nuevas formas de enunciación de una subjetividad política colectiva emergente. La manera de decir las cosas, es un indicador de lo que estamos viendo y sintiendo. Un Sujeto, es el momento político de una forma de conciencia; la época de una nueva manera de resignificar. Quiero decir, una distinta forma de ser que se despliega y consolida aspirando a la totalidad de un ser social que conquista la posición estratégica. Laclau entiende que el sujeto no es permanente, habla de “posiciones del Sujeto”, para lograr un mapa situacional de sus momentos y condensaciones al interior de un proceso, sus condiciones discursivas y de materialización real. Por eso, no hay que confundir Sujeto; con partido, pueblo, clase o vanguardia. Se acerca más a la idea de Negri, de Clase-Multitud, si entendemos que es su forma de realización concreta y no tan sólo una aspiración. El sujeto tampoco es una forma de participación. Es el principal producto de una revolución, en tanto que posición discursiva que resuelve la contradicción entre lo contingente y lo trascendente; entre dispersión y unificación. Por eso, es al evento revolucionario, el momento superior, la síntesis no metafísica ni esencialista. Como no es un ser, un espíritu, una esencia o una sustancia, podemos verlo en distintos eventos de la historia, por ejemplo: hace 200 años por toda América Latina; en el movimiento mundial de resistencia contra la invasión a Vietnam; en las luchas de los pueblos indígenas, o el momento pueblo que restituyó a Chávez aquel 13 de Abril. La constitución de un Sujeto será tan permanente o tan efímera, como sea de poderoso el efecto unificador de los signos ideológicos de un proceso, que aspira a vencer la dispersión y contaminación discursiva, del descentramiento que produce la metafísica liberal, que ve en la masificación y mistificación homogeneizante del individuo: “su legítima aspiración, a la realización de una identidad humana esencialista sin distinciones o singularidades”, dirá Laclau. ¿Que está pesada y muy teórica esta columna? ¡Que va! Se acercan nuevas elecciones representativas; cabe preguntarse ¿cuánto aporta este evento, a la promesa básica de construir un Estado social de derecho y de justicia, desde una democracia participativa, protagónica y de corresponsabilidad? ¿Es ese el credo que asumen los precandidatos de los distintos grupos y partidos, o por el contrario, son “la expresión de sus legítimas aspiraciones individuales asumidas en representación de un colectivo?”, como escuché decir a un dirigente. Creo que retomar el debate sobre la constitución del Sujeto, tiene mucho que ver con lo que estamos haciendo o dejando de hacer los revolucionarios en los tiempos que corren.

jueves, 22 de abril de 2010

La Tierra (La Quinta Columna, 22/04/2010)

“Cuando llegue el mesías ya no será necesario porque será muy tarde”. Así de sombrío veía el futuro Edgar Allan Poe. Voces del pasado como los cantos mapuches, la carta del indio de Seattle o las famosas profecías mayas, también nos alertan. El presidente de Bolivia, instaló La cumbre Mundial de Movimientos Sociales Sobre El Cambio Climático, evocando a los ancestros y reivindicando los derechos de la madre tierra, la Pachamama. Descolonizar la atmósfera; garantizar los derechos de todos al aire, el agua, los alimentos y la tierra, no son un pliego de peticiones negociables de un sindicato, son aspiraciones irrenunciables de este estrato superficial de la tierra que llamamos vida. “O muere el capitalismo o muere la tierra”, dijo Morales. La paradoja de esta frase reside en que ambas partes ya están muriendo. El capitalismo opera como un parásito o un virus que exprime a su víctima hasta engullir su último aliento; a costa de su propia existencia. No se trata tan solo de enarbolar las banderas del antiimperialismo y del socialismo. Se trata por sobre todo, de un enfrentamiento radical contra la fuerza de la costumbre. Nada más y nada menos que erradicar un pensamiento hegemónico y sus prácticas asociadas. Una mentalización planetaria que cimentó raíz en la subjetividad y sensibilidad universal de nuestra especie: La modernidad y toda su carga eco-depredadora, a partir de la construcción de un par binario, que actúa como matriz epistemológica organizadora de todo un pensamiento que supone al hombre enfrentado a la naturaleza. La cultura sería el resultado sintético de la razón enfrentada a las fuerzas irracionales de lo otro no humano. Saber, poder, lenguaje y subjetividad constituyen y despliegan el modo extenso y de expresión de una relación de dominio que va desde el control del átomo hasta la opresión y explotación de la fuerza bruta del trabajo. A decir de Max Weber, el capitalismo como relación social unificadora, encuentra en La Modernidad las condiciones éticas que le dan viabilidad. Es decir, crecimiento, desarrollo, confort, bienestar, historicismo, cientificismo, eficientismo, actualidad, burocracia y un largo etc, son el corolario hegeliano de “la odisea del espíritu por la historia”. Pura razón instrumental; o sea, el pensamiento de los medios y los fines eficientes para el logro de un objetivo, sin tomar en cuenta nada más que la obtención de resultados. La posibilidad de vivir de otra manera, queda anulada y suspendida a favor del Dictat del capital. Además, muchos de los que dicen estar en contra del sistema dominante, tienen en el corazón más de lo mismo. Cuando se les interroga a fondo sobre las alternativas del porvenir, suspiran profundo e imaginan un capitalismo social con “rostro humano”. Marx decía, burlándose de esto: “el dinero tiene rostro porque el señor caudales sólo tiene colmillos”. Giusepe Cocco advierte que las formas de lucha contra el biopoder del capital deben ser simultáneamente globales y locales, pero entendiendo por local incluso a la fibra más intima de la subjetividad individual. La crisis actual es una suerte de “interregno histórico”, muy parecido al paso del Medio Evo a La Modernidad. Por tanto, el pensamiento y la acción deben exigirse la apertura a muchas voces radicales y anti-dogmáticas que den cuenta de realidades desiguales y heterogéneas; para tratar de responder la pregunta: ¿Cómo superar al capitalismo, rompiendo con la pobreza y la desigualdad, en condiciones de libertad eco-colectivas? Lenin decía que las propuestas de porvenir deben tomar en cuenta los grandes y los pequeños pasos. Preguntarse siempre: ¿Qué será de la vida cotidiana si se toma tal o cual medida? Otra vez con Poe, “en cada detalle se oye reír al diablo”.

jueves, 15 de abril de 2010

Aprendizajes (La Quinta Columna, 15/04/2010)

Se trata de otro de esos días calientes y largos, como aquel 27-F, en pleno proceso, que nos cubren y que no terminan todavía. Tal vez por eso, seguimos interpelándolo hasta que sus sombras y silencios proclamen nuevas verdades. Marx decía, a propósito de La Comuna de París, que “más aprende un pueblo en un día de luchas que en 100 años de pasividad”, pero he aquí que las enseñanzas del 13 de Abril no han sido completadas todavía. Ahora bien, todo parece indicar que quien menos aprende es la oposición. Por ejemplo: sigue jugando al inmediatismo cortoplacista; no tiene ni presenta proyecto alguno. Se opone a la ley de educación tal cual lo hizo contra la ley de tierras, de manera reactiva y oportunista, sin confrontar la audacia del gobierno con una visión distinta, plasmada en un papel que vaya más allá de la retórica mediática. Por cierto, movilizando a los muchachitos de los colegios privados y de la educación católica; para ahora hablar en contra de la “guerrilla” anunciada por Navarro, como “utilización política de los niños”. Ese doble discurso del sector opositor ofende la inteligencia y la sensibilidad de sus seguidores y les resta credibilidad. Los medios opositores no estudian la lección, no aceptan que uno de los factores detonantes de la rebelión popular fue el encadenamiento y la parcialidad aplastante de los medios, así como la descalificación mediática hacia el chavismo. La ira, la soberbia y la prepotencia que mostraron ayer la siguen mostrando hoy los dirigentes opositores. Esto le dio un indiscutible sello de clase al golpe de estado y se lo sigue dando a sus actuaciones. Así mismo, la utilización de sus seguidores, para justificar el golpe, dotándole un halo y un barniz popular, para desmovilizarlos al día siguiente; en contraste con la actitud de cenáculo exhibida por el liderazgo ya en el poder, sumó a su derrota. Esto, más la actitud represiva mostrada de manera brutal, para tratar de intimidar al pueblo, terminó sirviendo de efecto contrario y desató la furia popular. El espíritu de vendetta, revancha y retaliación sigue presente en el discurso opositor, ahora de manera velada, pero el veneno ya fue inoculado en las filas de los sectores más reaccionarios y atrasados de las clases medias, creando un factor facistoide que presiona permanentemente y que evita que la dirección política de la oposición recaiga en manos de una corriente democrática. Así mismo, permite y justifica la existencia al interior del chavismo, de factores igualmente atrasados, aventureros, falsa y superficialmente radicales. La exhibición vanidosa de los oficiales y de figuras del oposicionismo en los medios, pescueceando para ver quien era más golpista, en contraposición a la posibilidad de mostrar fuerzas militares reales, se transformó en un bumerán que desnudó la debilidad. Durante la noche del 11-A y todo el 12, la arrogancia acompañada de apetencia petulante de poder, en las primeras horas del golpe, fue la nota distintiva, que luego se fue convirtiendo en indecisión; para mutar en abierta y descarada cobardía de sus voceros. El día 13, los canales no hallaban un solo “representante de la sociedad civil y del nuevo gobierno”. Los pescueceadores habían desaparecido. Sus representantes en pantalla fueron Ton y Jerry. Este mensaje que mandó la censura, jugó de efecto perverso al llegar a la gente y someterse a la semiósis social que sufre toda información al ser reinterpretada. La censura hizo evidente la debilidad en el frente opositor y se transformó en euforia victoriosa del movimiento popular, en la medida que transcurrían las horas. Pero la oposición no asiste a la escuela de la historia. Sigue instalada en la doble agenda y es posible que por ese camino, como Chacumbele, se termine dando otro golpe.

jueves, 8 de abril de 2010

El Entusiasmo (La Quinta Columna, 08/04/2010)

Incienso, fruta, tabaco y dinero para honrar a los muertos. Se lanzan dos monedas, las mismas con las que se lee el I-Ching, si alguna cae fuera de un platito colocado sobre la tumba, es porque el muerto sonríe. Así celebran en Vietnam por estos días los 35 años del fin de la guerra imperialista americana que dejó 3 millones de muertos, 300 mil desaparecidos, 100 mil muertos después de la guerra por la explosión de bombas enterradas; pues sobre este país se lanzaron casi 10 millones de toneladas de explosivos y napalm; mucho más de lo que fue derramado sobre toda Europa durante la segunda guerra mundial. Ostentan el record del lugar del planeta más bombardeado nunca jamás. Pero además, también debe lidiar con 2 millones y medio de personas afectadas por las dioxinas, sustancias altamente tóxicas, que producen terribles mutaciones y la muerte por cáncer. Tim Peit, fotógrafo norteamericano en Vietnam durante la guerra, afirma que el pueblo vietnamita fue y sigue siendo expuesto al horror de una guerra que tienen que seguir librando cada día, pues sus efectos aun se sienten. “Padecieron más allá del horror mismo”. Unos 140 mil soldados del norte, acompañados de milicianos del Viet Cong (voluntarios del sur), protagonizaron el 30 de marzo de 1975, la batalla de Danam, provincia cercana a Saigón, la capital. Liberando también La Playa Roja, que 10 años antes habían visto desembarcar al primer contingente de tropas norteamericanas, de los 500 mil que invadieron ese pobre y pequeño país asiático. Después rodearon Saigón y contemplaron el tristemente célebre espectáculo de los soldados americanos, abandonando los modernísimos tanques Sherman y Paton, quitándose el uniforme y corriendo desnudos hasta su embajada. John Valdez, cubano gusano de Bahía de Cochinos, luego asimilado como marine en Vietnam, asegura que la rendición incondicional del gobierno títere y el abandono a su suerte de miles de funcionarios colaboracionistas por parte del Imperio, forma parte de la derrota más humillante que han sufrido los Estados Unidos. Por su parte, Vó Nguyén Giáp, conductor militar de Vietnam del norte, dice en sus memorias: “En la primavera de 1975 nuestro pueblo y su ejército avanzó como un monzón, coordinando ataques y levantamientos. Luchamos heroicamente con rapidez de relámpago, temeridad y sorpresa para el éxito seguro, logrando la victoria en tan solo dos meses, cuando habíamos planificado una ofensiva que creíamos nos llevaría 3 años”. Después de 35 años, este pueblo no pierde el entusiasmo, recuperando 2 tercios de su territorio afectado por las bombas sin estallar y por el Agente Naranja. Desarrolla la industria pesada y construyen desde supertanqueros hasta satélites. Un grupo de periodistas europeos invitados se asombraba la alegría de este pueblo a pesar del trauma y las secuelas de la guerra. A Jholva Ramírez, española, le costó entender a una juventud que trabaja todo el día, luego va a las universidades y después la emprende de farra casi todas las noches, para regresar al día siguiente a la faena con el mismo entusiasmo. Esta periodista preguntó a Ting Hog Lie, una muchacha de 21 años, cómo lograba tal Azaña. La respuesta fue: “No somos americanos. Somos vietnamitas, budistas y comunistas, sufrimos sólo lo necesario. Vivimos instalados en la alegría. Ese es el legado de la guerra. El espíritu de Ho Chi Min. Tenemos que levantar la economía y recuperar al país. Para mí, ese deber es una fiesta”. Es también tiempo bicentenario y de revolución latinoamericana. Ojalá nos sirva el consejo del presidente poeta, el Tío Ho: “Una sola y clara consigna que mantenga al pueblo alegre, entusiasmado y movilizado para la acción. Para que no se desmoralice ni en la más cruel derrota”.