jueves, 17 de diciembre de 2009

La Cumbre (La Quinta Columna, 17/10/09)

En su bestiario, Borges habla de un ave improbable, que tejía sus nidos de forma invertida, por lo que el huevo rodaba y se partía, haciendo imposible su continuidad. Por lo que de él, sólo queda el nido. ¿Metáfora de nosotros mismos? Que toda forma de vida sobre la tierra, está en peligro de extinción, se ha dicho tanto últimamente, que ya raya en el lugar común. Poco importa a las mayorías del planeta, para las que vivir, es sobrevivir hoy, sin referencia de futuro. Tal vez estemos esperando, una suerte de héroe mágico, que con un ademán de último movimiento, salve al globo, como ocurre en las películas, en las que el chico bueno desactiva la bomba, a solo un puñado de agónicos segundos. Para colmo de males, los gringos han puesto de moda un motón de filmes apocalípticos, que terminan de frivolizarnos la velada. La última, un bodrio llamado 2012. Una cinta en la que sólo se salvan los ricos y los políticos del primer mundo, en la misma medida en que se cumple la profecía maya, que pareciera estamos ayudando frenéticamente a materializar. ¿De desaparecer la vida, esto sería acaso una catástrofe? Marx creía, con Spinoza, que si. En su optimismo, veía la vida humana como la síntesis; expresión del universo auto interpretándose. En ese sentido, Spinoza pensaba que lo humano era forma de expresión del modo extenso de la sustancia eterna de dios, pensándose a sí mismo. Pero los científicos de la teoría Gaya no creen esto. Aseguran que la tierra es un ser vivo e inteligente, que se auto regula, y que se encuentra hoy ante una disyuntiva: O permite que los seres humanos acabemos con ella y con toda existencia sobre la tierra, o dispone de la especie que amenaza a su permanencia y a las demás formas de vida. Para esta corriente, hemos llegado al punto de no retorno. En los próximos 50 años, la temperatura del planeta habrá subido unos 4 ó 6 grados, lo que significa el comienzo del final. Estaríamos apenas en los umbrales. Versiones similares son, compartidas por sabios como Capra, Maturana, Morín o Varela. La cosmogonía de pueblos tan distantes y diversos como los Navajos y mapuches, ya lo advertían: La Pacha Mama está enferma. Creencia que Occidente sigue rechazando y subestimando por considerarlas atrasadas y anti progresistas. Se preguntaba Galeano, si tendrían la misma responsabilidad por la hecatombe que llegó para quedarse, los habitantes de los basureros de Mumbay, que los magnates de la industria química mundial. Ya va siendo hora de compartir las cargas de manera proporcional al daño, antes que ocurra la predicción de Alan Poe: “El mesías vendrá cundo ya no sea necesario porque será demasiado tarde”. Hace unos años, un periodista preguntó al premio Nobel de física, Richard Feyhman, si creía en la existencia de vida inteligente en el universo, su repuesta fue un rotundo: “No”. Para él, nosotros somos prueba de ello. Este científico desarrolló una polémica tesis, conocida como “teoría entropía débil”, según la cual, luego de largos procesos matemáticos, queda demostrado que somos la única especie inteligente en todo el universo, lo que ya fue desmentido por su afirmación anterior. En este mismo contra sentido, Einstein respondió a la pregunta sobre vida extraterrestre, de este modo: “Somos nosotros mismos que volvemos del futuro a tratar de salvar la tierra. Vea usted, que despropósito y pérdida de tiempo en el tiempo, pues como se ve, no lo logramos, por lo que no hay futuro, razón por la que no alcanzamos a venir. ¿Es una lastima, no cree? Hubiese sido muy lindo aprovechar la maravillosa oportunidad de ser parte viviente de la historia de este universo y no lo que seguramente ocurrirá; criaturas esperando su extinción. No se ría. Creo firmemente, por absurda, en esta paradoja, así como un niño se desencanta de la navidad”.

jueves, 10 de diciembre de 2009

La Banca (La Quinta Columna 10/12/09)

¿Quién es más ladrón, el que roba un banco o el que funda un banco? Se pregunta Facundo Cabral. Ante la coyuntura creo que esta pregunta requiere una respuesta. La relación mercantil, en su forma dineraria, une formalmente disímiles objetos. Aquí, la inscripción comercial y monetaria permanece sobre codificada por los caracteres de inscripción del modo de la producción, que no conoce ni reconoce al trabajo abstracto. Como dice Marx, esta es una relación simple y antigua, pero sólo aparece como tal, en el capitalismo moderno. Antes, la forma comercial monetaria no disponía de un cuerpo propio. Todo consistía en un comerciante que compraba barato y vendía caro. Pero con la relación capitalista, el capital mercantil-financiero, secuestra esta actividad en la deuda y el crédito. En una palabra, la nueva formación social empieza cuando el capital cesa de ser sólo material de intercambio para volverse filiativo, cuando el dinero engendra dinero, o valor en forma de plusvalía, “valor progresivo”, dinero siempre brotando y creciendo, multiplicándose al infinito sobre sí mismo, bajo la formula: D-D-D. “El dinero así concebido, se presenta como sustancia de sí misma, para la cual, mercancía y moneda son sólo una forma”. Marx sigue: “Del mismo modo que dios distingue en su persona al padre del hijo y ambos forman solo uno. Así como diez libras, por el interés, se convierten en veinte y de allí en capital”. En esas condiciones el capital es lógica de todo el socius que se apropia de las fuerzas productivas. Ya no estamos en el dominio del cuantum, sino en el de la relación diferencial de la conjunción, que define las relaciones dominantes de un campo social: El del capitalismo, que confiere a la abstracción un valor efectivamente concreto. La abstracción ya no es una simple referencia a una cantidad variable entre términos independientes. Es independiente por si misma estableciendo los modos de la relación social. La banca produce la dualidad entre la formación de medios de pago y la multiplicación abstracta del dinero, a través de la creación de deuda por la vía del crédito y la financiación; la gestión de la moneda y la financiación de la acumulación; la moneda de cambio y la moneda de crédito. El dinero se metamorfosea en relación pura, dentro de la forma bancaria. Ésta actúa como bisagra entre endeudamiento, pago y plusvalía del dinero que se multiplica sobre sí mismo, lo que muestra que la moneda va más allá de la circulación simple y del dinero como medio de pago. A la inversa, el crédito bancario opera a la desmaterialización y desmonetización de la moneda, a favor de la circulación de órdenes de pago que sustituyen al dinero corriente. Aparece un nuevo circuito en el que el capital toma de sí mismo y se autofagia, en la medida en que ya no sólo es instrumento de cambio, sino sustancia de una relación de poder sobre la sociedad toda. La deuda infinita que engendra este modo, es el sentido interior de la lógica capitalista a la que nada escapa. En el capitalismo, el Estado deber regular y controlar los devenires de la moneda de crédito, sea por la vía de la centralización y la garantía del crédito, creando la dependencia de un referencial en depósitos como el oro; o indirectamente regulando las tasas y unificando los mercados de capital, etc. Pero esto nunca será suficiente, siempre se le irá de las manos, pues la banca es relación usurera y simulacro: Dualidad de las dos formas del dinero. La práctica bancaria no hace más que actuar como mecanismo de reproducción ampliada del capital. No hay un desconocimiento por parte del estado capitalista de la forma de circulación del dinero bancario, por el contrario, la legalidad burguesa expresa su complicidad con el campo de inmanencia capitalista y su movimiento objetivo, en el que “todo se desvanece en el aire”, subordinándose al signo bancario, es decir, a su principio de convertibilidad abstracto concreta.

jueves, 26 de noviembre de 2009

La Internacional (La Quinta Columna, 26/11/09)

“Proletarios de todos los países ¡Uníos!”, fue la consigna que Marx lanzó al viento desde la primera internacional. Requisitoria que cada día se renueva y actualiza mientras dure el arco de tiempo de esta extraña formación social, asociada a un modo extenso de producción y reproducción de la vida material y espiritual, que metamorfosea todo lo que toca en valor y de allí, en capital. Modo que en sus entrañas contiene “el germen de su propia destrucción”: La contradicción capital-trabajo; la concentración del capital y la socialización de las fuerzas productivas; el dinero vs el valor; innovación vs obsolescencia de la mercancía; y todas las contradicciones inherentes al mercado y la sustitución de la materialización del deseo, por la forma abstracta del dinero. En este sentido, también entra en crisis su expresión cultural: La Modernidad. Una formación social civilizatoria que nació y se mantiene en crisis, renovando su metabolismo interior. Marx y Bakunin sabían que no bastaba con las condiciones objetivas siempre presentes en la naturaleza misma del capitalismo. Hacía falta el ejercicio de la voluntad en la construcción de una subjetividad política, para “un mundo por ganar”. A la Primera Internacional le sucedió la segunda, convocada por un Engels mal rodeado de socialdemócratas reformistas y sin visión. Luego de una profunda caracterización de las mutaciones del capitalismo y de sus actualizaciones, Lenin funda la Tercera Internacional, en el marco de la Primera Guerra Mundial y de un fragoroso debate que lo lleva a enfrentar por igual a las posiciones reformistas de la segunda, con su libro, El renegado Kaustky y la revolución proletaria; y a los ultra-izquierdistas con: La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo. Además ubica el contexto de la construcción político-organizativa en su libro, El imperialismo, fase superior del capitalismo. El programa de la Tercera Internacional debe ser revisado de manera crítica. Si bien no se trata de reeditarlo de manera mecánica, allí hay pistas que pueden servir para orientar el momento. Por ejemplo, la bandera de la paz, ante el guerrerismo imperialista. Con la muerte de Lenin, Stalin se apodera de La Internacional, nombrando a Bujarín presidente del buró. Este será sustituido por Dimitrof y su idea de los frentes populares. Por su parte Trotsky funda una cuarta, que tenía como base la idea del programa de transición. ¡Una nueva Internacional, la quinta, en hora buena! Decimos los comunistas dentro del proceso. En el marco de una crisis financiera sin fin y de un reajuste global que ha llevado a amigos intelectuales como Negri, Jameson o Zizek, a afirmar, fuera de todo dogmatismo, que estamos ante un cambio “que podría hacer estallar al capitalismo en mil pedazos”. Suenan campanas de difunto para el capital y su nuevo modo de expresión: El Imperio. Hace falta quien la toque. ¿Cómo se organiza este espacio, quienes lo integran? Trotsky hablaba de un partido internacional con expresiones locales, Lenin de un directorio que desarrollara una línea general, aplicada con autonomía por los partidos locales, en una de “pensar global, actuar local”. Stalin disolvió la tercera para mandar a los partidos comunistas por separado desde Moscú. ¿Cuál es la agenda del debate, el programa mínimo y las consignas que sintetizan la política? Obviamente sabemos que no se trata de presentar un paquete ya prefabricado. Si ocurre de esa manera, lo más seguro es el fracaso. Se trata, de recoger la convocatoria del camarada Chávez, para que no caiga en saco roto y empezar de una vez a pensar y actuar en función de la prefiguración de la quinta Internacional. Que el programa se vaya haciendo en la misma medida en que surge la unidad del nuevo proletariado mundial: La Multitud, en el marco del más profundo y hermoso debate sobre lo que debe ser una poética de la humanidad por venir; o lo que es lo mismo una ética política.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Marcos (La Quinta Columna, 19/11/09)

Las historias de América, caminando van a encontrarse. Madeja intrincada de mapas, geografías y sueños marcados por fechas en el otro calendario: El de los pueblos. La rabia zapatista cumplió 26 años de polémica lucha. Se puede o no estar de acuerdo. En todo caso, “bonito es ver llover y no mojarse”, Allí están, con una práctica que dice y desdice. Escuchemos a Marcos: “El mundo que vale, el real, es el de los medios. Es ahí donde se forma el político profesional. ¿Para qué principios, memoria, honestidad? No son necesarias plataformas políticas o programas de acción, sino un programa de imagen publicitaria y una plataforma de cosméticos. Es en los medios donde aparecen esas miradas a través de las cuales se inventa una realidad desde donde nos asomamos a la América Latina. Y ahí encontramos miradas que clasifican, juzgan y condenan, y miradas que tratan de entender. Miradas suplantadoras y miradas representativas de la “beatifull people”, que pierde la ecuanimidad y equilibrio facial, si se plantean las siguientes preguntas: “¿Cómo se lucha contra la explotación y la pobreza sin redistribuir la riqueza? ¿Cómo se recuperan las riquezas básicas, en manos de las multinacionales? ¿Qué pasa si se realizan reformas agrarias para limitar el poder de las oligarquías terratenientes y se potencia la organización popular de los trabajadores campesinos? ¿Qué ocurre cuando se busca refundar el Estado sobre leyes de autonomía que reconocen la realidad multiétnica de los pueblos indios?” Esta crítica vale también para la izquierda tradicional, tan decente que se parece demasiado a la derecha y que ubican el problema del Poder y del gobierno, como un asunto de caminos (vía pacífica o vía armada, reforma o revolución). El Poder se refiere a preguntas fundamentales: ¿para qué y para quién gobernar? En la sociedad capitalista, la convivencia se resuelve con la imposición de hegemonía (manda el que tiene), y homogeneizando los valores y criterios del mercado. Por lo tanto, el problema del Poder no es si se accede a ellos por la vía electoral o con quien se disputa su titularidad, sino cómo se enfrenta o no a esa hegemonía y a esa homogeneización. Sólo recordemos estas palabras de amarga alerta y esperanza de Walter Benjamin: “Nos hemos vuelto pobres. Hemos ido desprendiéndonos de una porción tras otra de la herencia de la humanidad, frecuentemente teniendo que darla en una casa de empeño por cien veces menos de lo que vale, a cambio de que nos adelanten la pequeña moneda de lo actual”. Afortunadamente hay otra forma de ver la historia de nuestra América Latina, la de la insumisión y la rebeldía. Una parte de esta historia singular es la del imperdonable para los poderosos, pueblo cubano, el último en independizarse y el primero en ser libre en nuestro continente. En la otra Latinoamérica otra historia se reconstruye y no busca absoluciones, redenciones ni perdones. La que camina abajo y a la izquierda anticapitalista. La que levanta una nueva Torre de Babel, no sólo para desafiar al dios omnipotente del dinero y hacerse espacio y respeto en sus diferencias. La que tiene el moreno rostro de los pueblos originarios y las manos de quienes echan a andar las ruedas de la historia con minúsculos pies de mujeres. La del sudor amargo de los cuerpos de obreros y campesinos. Podrán trucar calendarios y geografías, pero el mañana que parirá esta tierra de Latinoamérica no será patrimonio de democracia vacía de pueblo. Por el contrario, será obra de pueblos irredentos que no se conformarán con disparar a los relojes para detener el tiempo de la conquista de su libertad. Arman ya otro tiempo como alternativa. Necesaria será entonces la participación de los que renuncien a ser arriba y para arriba y se conviertan en Nadie, listos enfrentar al Cíclope Polifemo: El Poder capitalista”.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El Muro (La Quinta Columna, 12/11/2009)

Veinte años y una fiesta. Asisten los que levantan o respaldan otros muros igualito de infames. Demostración de que no hay quien pueda con las leyes de la física. La fuerza de gravedad todo lo derriba. Una celebración cínica por parte de aquellos que deberían estar preocupados por la crisis mundial del actual modelo de desarrollo capitalista y su estrepitoso derrumbe. Mientras paradójicamente, los que sí deberíamos estar celebrando, mantenemos una suerte de luto silencioso y cómplice, especie de mala conciencia y duelo por un fallecimiento que no es nuestro. Lo que se desplomó, lo que se vino abajo, fue una de las formaciones más perversas del capitalismo de estado, engendrado y encerrado, al interior de un modelo de control social de los más autoritarios que ha permitido la historia del estado burgués hasta hoy. Un régimen que hizo de la paranoia doctrina y de la persecución política vida cotidiana, en nombre de un malentendido. ¿Qué cómo es eso? Resulta que al caerse el muro todo se disolvió en el Este, como por arte de magia y en pocas semanas, la gente retomó el capitalismo serio, el que se enorgullece del mercado. ¿No será que en realidad lo que pasó aguas adentro del muro fue: nada? Es decir, más de lo mismo. Trotstky hablaba del socialismo burocrático, para nosotros, los comunistas libertarios, no fue más que capitalismo. Se le fundió la máquina a una corriente que, reclamándose del marxismo, tomó la dirección menos fecunda y más atrasada de dicho pensamiento, aquella que se toca con el capitalismo mimetizándose con él, llevando al extremo las formas mas perversas de autoritarismo. Hacer responsable a los comunistas libertarios del horror, no del muro, sino del régimen que lo hizo posible, sería igual que calificar a los liberales reformistas de ser directamente cómplices de la ascensión al poder del fascismo. La caída de ese muro, además de recordar y acusar a los que quedan en pie, entre otros el levantado por el sionismo en Palestina; el de la India y Pakistán; y el más vergonzoso, el que separa e México de EEUU; sirvió también y especialmente, para levantar de nuevo las banderas de la esperanza, particularmente en América Latina, fuera del alcance del chantaje de la necesaria alineación producto de la guerra fría. Los caminos emancipatorios han sido muchos, es decir, el esfuerzo de la especie humana por conseguirle salida a un modo de vida que se basa en la explotación del trabajo convertido en valor y en capital, ha creado diversas alternativas viables o no. Entre ellas dos de una misma fuente: Por un lado el Lenin libertario y blanquista, inclinado a la autonomía obrera y de clase, cuya síntesis son Las Tesis de Abril, en donde aboga por una forma de estado que reproduzca a La Comuna de París; tesis recogida en la consiga “Todo el poder a los Soviet”; y por el otro lado, el Lenin pragmático de la NEP ( nueva política económica), que se juega la suerte a un estado centralizador, plasmado en la consiga: “El socialismo es dictadura del proletariado más electricidad”. De allí dos modelos, dos diseños de estado, dos formas de partido, dos tipos de cuadros y funcionarios. Uno que se reclama del estado y el partido; otro que apuesta por las multitudes, siendo siempre parte de ellas. Porque, es que ese muro no es otra cosa que el producto de un debate entre las distintas corrientes de lo que hoy es el socialismo. Ese muro no fue más que la muestra de lo que pasa cuando se impone y entroniza una corriente que aplasta a las otras, en este caso, la corriente más autoritaria y atrasada; de modo que el muro sigue allí en las conciencias, como advertencia, para prevenirnos, como el letrero que cuelga a las puertas del infierno de Dante y nos Advierte: “Aquí termina toda esperanza”. Para nosotros se cayó el muro trayendo alivio y sonrisa después de la polvareda.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El Guaica (La Quinta Columna, 05/11/2009)

Un nombre es muchos nombres cuando nombrarlo no designa ya a un individuo. Un nombre propio puede nombrar una era y ser incluso una vía de transporte que actualiza el pasado y lo hace memoria. ¿Quién es ese personaje que se entronca con lo sagrado, con la imaginería popular y que resuena en las conciencias? Es el mismo que causaba terror entre los invasores colonialistas cada vez que era nombrado. Fue adoptado por Catuche, Jefe guerrero de Los Teque-Caracas, una nación Caribe-taima. Lo encontró vagando entre los cadáveres de una batalla, buscando a su padre. Apenas tenía seis años. Lo prepararon para que fuera el más puro de los Guaicas, pero la muerte de Catuche lo puso al frente de la historia. A los 19 años ya era el horror, y lo fue por 24 años más, hasta 1568, año probable de su asesinato, fecha que hoy honramos. Lo que queremos destacar es que este hombre de vivaz y divertida inteligencia, que gustaba jugar bromas al enemigo, se guiaba por un programa al que los invasores llamaban “El programa salvaje”. Logró aglutinar a 26 naciones indígenas al interior de una confederación, saltando toda suerte de diferencias y rivalidades; alcanzando treguas, asegurando una alianza estratégica que, aunque debilitada, se mantuvo hasta más allá de su muerte. Detengámonos por un momento en las avanzadas concepciones políticas de Guaicaipuro: 1) Alianza de sangre. Todos hermanos si aceptaban el programa. 2) Respeto al liderazgo, la autonomía y las tradiciones de cada pueblo, incluida su lengua. 3) Unidad y rotación de responsabilidades en las faenas agrícolas y la caza. Cada pueblo colaboraría de manera proporcional a sus capacidades y necesidades, con el esfuerzo de guerra. 4) División territorial, respeto por las destrezas militares de cada nación y unidad de mando en el combate. 5) Intercambio de objetos, conocimientos y saberes como parte del esfuerzo de guerra. 6) Defensa hasta la muerte de esos conocimientos, de las mujeres y los niños. 7) Creación de espacios comunes para ser explotados en términos de igualdad por la confederación. 8) Autonomía funcional de los mandos regionales y disciplina obediente al mando central. 9) Sentirse parte de la tierra y del universo y adorar a la tierra como único elemento religioso obligatorio. Guaicaipuro decía: “La tierra no es nuestra somos de la tierra, no defendemos nuestras tierras. Somos la madre tierra que se defiende”. 10) Formación de un poderoso ejercito indígena a partir de pequeños núcleos militares, asumiendo el hostigamiento y la guerrilla como forma principal de lucha y evitando las grandes confrontaciones. 11) De lograrse la paz, el ejército se disolvería en los distintos pueblos. 12) Los hombres sanos pero heridos en combate, las mujeres, los ancianos y los niños se internarían en la selvas más allá de la retaguardia (tal vez por esa decisión sabia, perduran algunos pueblos indígenas). 13) La jefatura se decide colectivamente. Los jefes deben renunciar a todo y serán sometidos a duras pruebas. 14) Se elegirán dos voceros por cada pueblo y se rotarán cada dos reuniones para que siempre estén todos representados pero por individuos diferentes. 15) Antes de cada batalla, los jefes llevarán a cabo un ritual que los confirma como hermanos e hijos de la tierra. 16) La traición y la cobardía son pecados que deben ser pagados con trabajos forzados hasta la muerte. 17) Una nación puede excluirse de la operación y perderá los benéficos colectivos. Las decisiones difíciles van al consejo de pinches. 18) Cada persona representa a toda su comunidad, los nexos se sellan con matrimonios Inter tribales. 19) El botín de guerra se reparte por igual. Se dan premios a los guerreros más destacados. Guardando una parte para las viudas y los huérfanos. 20) La consigna de todos será: “Vencer o morir” y “Unidos los hijos de la tierra en la nación de los libres-iguales”.

jueves, 29 de octubre de 2009

El Súper Hombre (La Quinta Columna, 29/10/2009)

Enseña Zararthustra: “Voluntad es el nuevo nombre de la alegría liberadora, así se llama el mensajero de la alegría que en el querer crea y anuncia nuevos valores”. Voluntad de poder es voluntad de crear una nueva verdad que como dijera Nietzsche, “aceche y ponga en peligro a la verdad establecida”. Es una fuerza activa que libera de toda potencia reactiva y que llega hasta el final de su propósito construyendo devenires que superan la decadencia de las cosas. “Lo he deletreado en todos los sentidos, por el final y por el principio. Es el arte de la filigrana, es un sentido del tacto y de la comprensión que permite al instinto distinguir el matiz, lo que caracteriza a la nueva voluntad, que hace posible el poder sobre una negación y una afirmación nunca reactivas”. El eterno retorno de esta voluntad sobre sí misma, es la que asegura cualquier transformación de la negación en voluntad de afirmación. Dirá Deleuze, “El poder de la voluntad de afirmarse sobre las miserias del dolor, es la suprema metamorfosis dionisíaca y constituyen la cumbre de la doctrina del eterno retorno”. El hombre activo y libre se hace Prometeo desde Dionisios. Hombre que responde sólo a la autonomía de su goce y de su libertad. No se trata entonces del individuo responsable, el de la moralina burguesa: Cauto, temeroso, ordenado, disciplinado y obediente. Se trata de un ser consciente de su responsabilidad en relación con la conservación de su libertad y de allí, capaz de hacer cualquier sacrificio, aunque pase por la paradoja de poner en peligro su propia libertad individual inmediata. Este pensamiento coincide con Spinoza y cómo entiende la salvación: La superación de la concupiscencia a favor de la generosidad. Es decir, reconocerse genérico, como parte de un género y desde allí construir el goce y la libertad, sin que ello implique ningún dolor o sacrificio. El Súper Hombre es un hombre nuevo, responsable de sí mismo en los otros. Darse a los demás como goce supremo, pues no hay mayor libertad que no sea la alegría de vivir instalado en el goce autónomo de la voluntad, en el goce del otro. Es a esta visión de la vida, lo que se conoce como vitalismo nietzscheano. Una visión del mundo constituida de tal modo, no admite tristeza ni resentimiento. En una oportunidad le pregunté a mi amigo Diego Salazar, hoy lamentablemente fallecido, cómo había soportado 8 años de cárcel sin frustración ni resentimiento. Entonces me habló de las convicciones, la esperanza, la alegría y los sueños compartidos. Años después, le hice la misma pregunta a mi maestro Toni Negri, cuando recién salía de una prisión de máxima seguridad. La respuesta fuera la misma de Diego. “Sólo una subjetividad política que se entronque y haga carne y cuerpo con la alegría como voluntad de poder, como potencia del existir y del actuar; que celebre el experimento maravilloso de la vida desde una filosofía de la plenitud, es potencia revolucionaria”. Tal vez Toni lo expresa de mejor manera en forma verbalizada. Pero tengo la certeza de que los campesinos masacrados en Yumare o los asesinados del 27 y 28 de Febrero del 89, también lo sabían. Sin ánimo de ponernos lúgubres, lo experimenta en carne propia el que vive un sancocho callejero, o la cerveza “espontánea” que aparece en la mano de todos después de la reunión; en el momento en que nos ponemos a cantar y a cortejar a una dama. Es el devenir común del comunismo de la vida cotidiana, lo que Max gustaba en llamar socialismo, el lugar donde mora el goce de ser libres, conduciendo el dejarse llevar por el río del devenir de ser con y en el otro. Un devenir activo distinto de la soledad que conocemos. “Entonces el pastor corta la cabeza de la serpiente y ya no es hombre ni pastor y ríe como nunca un hombre había reído sobre la tierra. Otro devenir, otra sensibilidad: El Súper Hombre”.

jueves, 22 de octubre de 2009

Alegría Política (La Quinta Columna, 22/10/09/)

¿Es posible una filosofía práctica? ¿Una filosofía afirmativa que desde la alegría, eleve la potencia de existir y de actuar? ¿De ser así, podemos instalarnos en ella para aprender a vivir y en fin, ir viviendo de vez en cuando? Para Dionisios, el dios griego, la vida no necesitaba ser justificada, no tendríamos que ganarnos la vida, sino experimentarla como permanente alegría. Así, hasta el dolor sería parte de esa experiencia. Del mismo modo, la política no sería sino un, tal vez, elevado modo de expresión de la alegría como sustancia constitutiva de la vida. “Modo que intenta superar los dolores más arduos”, dijera Nietzsche (a quien de alguna manera homenajea esta columna, por el solo hecho de andar cumpliendo años por estos días). Los que hacen política del martirologio, del sufrimiento, tienden a ser representantes del resentimiento y la venganza, eso lo vemos siempre en las opciones perdedoras de los movimientos opositores de aquí y de cualquier lado, sean de derecha o de izquierda. Por el contrario, recordemos los mejores momentos de Chávez y sus triunfos. Ocurrieron y ocurren cada vez que convoca a la esperanza, a saltar hacia delante superando los horrores del dolor, como cuando llamó a constituyente en las elecciones del 98. De manera que no se trata de un gracioso ejercicio de ociosidad intelectual, el llevar acabo una reflexión sobre las premisas que nos mueven. ¿Son la alegría y el placer, el goce de existir y la realización afirmativa del deseo? ¿O por el contrario, el resentimiento, la duda, la carencia y la venganza que niegan desde la envidia y las bajas potencias las pasiones alegres? Hacer política desde el primer minarete lleva a la libertad de aquellas alegrías que nos son comunes. Hacer política desde la acera de la carencia conduce al fascismo. ¿Será una casualidad que algunos sectores hagan política apelando a la muerte, la huelga de hambre, la masacre, el paro, el golpe? ¿Avanzamos cuando pensamos que la revolución es un acto de justa retaliación histórica, en la que los malos son finalmente castigados? Para los dionisiacos, la política es la forma estoica extrema de afirmación, que enfrenta todo sufrimiento pues lo lee como forma maldita que niega y contradice la sustancia última de la vida. Para Nietzsche, la vida es un camino hacia la santidad ininterrumpido por el dolor y la tristeza, pero hay demasiadas razones para bajarse de la cruz y desde Zarathustra, “buscar siempre una afirmación más elevada que la simple reconciliación que se sustraiga de las contradicciones de la vida, haciendo llegar mis bendiciones de mi amor y mi alegría erguida en lucha, a todos los extremos, a todos los abismos, a todos los dolores, a todos los demonios que me agreden, a todas las dificultades de lo trágico que van a ser vencidas pues afirmación es alegría”. La lucha de Dionisios es una odisea olímpica de héroe y su tarea, no la tragedia asqueante producto de la venganza de un resentido. Porque lo que mueve la aventura de Dionisios no es el miedo, el proteger la propiedad, por ejemplo, y su expresión patológica: La rabia y la tristeza. “El héroe es alegre y vive feliz hasta cuando enfrenta el dolor que le propinan los tristes y resentidos, esto es lo que han ignorado hasta ahora los autores de la tragedia”, afirma Nietzsche. El castigo supone que quien sufre paga con pena y redime su culpa. Nada más lejos de Dionisios. El sufrimiento es un ultraje revulsivo que crea conciencias infelizmente hostiles contra el cuerpo y sus goces, esto siempre es un medio de negar la vida. Aquel que convoca al sufrimiento es un reaccionario que existe alejado de la riqueza estimulante de un Nietzsche subversivo que restituye la vida a su lugar de una manera “mal-dita”; o lo que es lo mismo, diciendo las cosas de otro modo, restituyendo a la palabra su don salvaje: Revolucionario.

jueves, 15 de octubre de 2009

La Paz de Obama (La Quinta Columna, 15/10/09)

Algunos quedaron estupefactos por el premio Nobel a Obama, pero comienzan a despejarse las dudas. Este era el presidente que Estados Unidos necesitaba. Con Bush fue demasiado, se les pasó la mano. América del norte necesita un descanso para que siga pasando lo mismo, mientras su clase media duerme el sueño infeliz de su mala conciencia. Ya nos se trata del extremo de un fanático religioso enloquecido; un vaquero texano bruto. Obama se parece más a Reagan de lo que la gente cree, pero a diferencia del republicano, el negro se las trae, es un actorazo que lleva a cabo el papel de presidente al detalle, a tal punto de que mucha gente hasta cree que él manda. Algún sesudo analista dijo alguna vez, que la única diferencia entre un presidente norteamericano republicano y otro demócrata consistía en que el primero hablaba directamente con Dios; como el caso de Reagan o Bush; mientras que el segundo consultaba a las transnacionales del complejo industrial militar. No por casualidad el mayor número de invasiones militares se ha llevado a cabo durante gobiernos demócratas, con contadas excepciones de presidentes republicanos que han sacado la cara para defender la honrilla en tan infame asunto. Tal vez por eso, el Nobel de la Paz a Obama no sea tan traído de los pelos. Sería una estrategia europea para poner un freno tempranero a las pretensiones del guerrerismo imperial. Recordemos que venimos diciendo que se trata de un Oreo cookie en La Casa Blanca, negro por fuera blanco por dentro y envuelto en un delicioso discurso liberal que encubre la verdad: La continuidad de las políticas de Bush en su segundo período, en lo referente al compromiso de Washington con El Pentágono, pero de una manera más discreta. De este modo, el Nobel serviría por un tiempo para exacerbar las contradicciones, mostrando a Hillary por un lado, con un discurso duro y pragmático, y por el otro a un Obama candido, preñado de buenas intenciones que no hace más que racionalizar sin estridencias lo que la anterior administración hacía con petulancia y torpeza. Por ejemplo, ya salieron 13 mil nuevos soldados para Afganistán, de un total de 21 mil, sin tomar en cuenta los contratistas y los otros 11 mil soldados de apoyo que les acompañarán y que reforzarán a los 70 mil ya presentes en ese país; la cifra más alta de efectivos militares estadounidenses desde que comenzó la guerra contra el talibán en 2001. Del mismo modo tiende su mano a Chávez, mientras rodea a Venezuela de bases militares. El reto del nuevo jefe de la barbarie, es que las conclusiones de la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático no caigan en saco roto y que de una vez por todas se reduzcan las emisiones de fluoruro carbono, y CO2, es decir que las transnacionales de los transgénicos y de la ecología no se salgan con la suya; el desafío es que EEUU reduzca su presencia militar en el mundo, la cual alcanza ya a 123 países. El punto está en ver si es capaz de forzar la paz en el medio oriente sin inclinar la balanza a favor del sionismo. Lo que está por verse es si se decide a favor de la reducción del gasto militar que asciende a dos veces y media el de China, Rusia, Inglaterra e Israel juntos. Un portaaviones nuclear está costando unos 6 billones de dólares, el equivalente a la inversión necesaria para acabar tal vez para siempre con el hambre en África, lugar de donde vienen parte de sus genes. El momento está para que decida acabar con el atroz e infame bloqueo a Cuba, sin condiciones. Por eso, coincido con los que dicen que el premio Nobel de la Paz para Obama, no es una careta que le permite actuar, por el contrario, es un conjuro que lo deja al desnudo mostrándolo como lo que es: Un caballero de la guerra. Los gringos lograron el milagro: Cultivar in Vitro una marihuana y un presidente transgénico.

jueves, 1 de octubre de 2009

África (La Quinta Columna, 01/10/2009)

Nunca dejamos de contar historias y en la medida que lo hacemos vamos actualizando los presentes y dibujando las curvas de los devenires. Hacer posible un mundo nuevo pasa también por tocar y sentir la piel de los mitos y los ritos del otro, hasta familiarizarse y hacer con él un tejido común. Vernos de frente los que siempre nos ignoramos y nos dimos la espalda a pesar de nuestras coincidencias. La historia que contamos se va haciendo a martillazos, sonrisas, sudor y pulso. A contra corriente, develando lo que hasta ahora había sido sepultado y por ello mismo inhallable. Esta es la operación que construye y recupera lo verdadero. Entendiendo por verdadero un tiempo y un lugar para el encuentro ético. Ante tal formación discursiva de la verdad, la infamia se siente acorralada y pasa a ser una triste figura gesticulante, sin otra estrategia que apelar a todo aquello que descalifica lo verdadero en su significación de contenido; señalándolo de provocación exhibida como escándalo o signo de insoportable arrogancia. Era de esperarse. Así actuaron los medios de siempre, una vez más, escandalizados ante el éxito de la cumbre África América latina. Erguidos como vigilantes universales de su propio y privado “bien común”, como funcionarios de lo que debe ser dicho y de aquello de lo que debe hablarse, los perros de la verdad mediática, se dedicaron todos estos días a descalificar personajes y a restarle importancia a los hechos. Agredidos por la verdad que se va levantando desde el olvido y la infamia, no hicieron más que ladrar palabras que penosamente no llegaron a ninguna parte. En el fondo, estas ficciones mediáticas no hacen más que afirmar aquello que hay de real-concreto en el encuentro de dos mundos que son ya muchos mundos. Ocurre, que pueblos que por años se postraron mansos en su postergación, levantan la cabeza, miran a los ojos y comienzan a elevar el tono de la voz. Los sin rostro, se adueñan de una rostricidad y adquieren nombre propio. Se hacen de voces múltiples, a menudo calladas y suenan como truenos. Este sonido resuena tan brillante que el efecto de luz de la mediática queda opaco y no produce ninguna visibilidad. Intelectuales, diplomáticos y académicos parapetados tras la débil barricada de unos cuantos prejuicios, lugares comunes y consignas de moda van quedando roncos y sin voz. Entonces lo que comienza a pasar es sencillamente maravilloso. Ante nuestro tiempo se levanta otro tiempo. Ante nuestra visión, otro occidente que se ve reflejado en sus orientes. La utopía de una nueva subjetividad política común se abre paso como concreto de una también nueva relación de saber, poder, subjetividad. Este dispositivo, este tinglado, nos demuestra que nada es imposible. Que el capitalismo no es una fatalidad inscrita en el horizonte de acontecimientos de la humanidad. La historia que hoy se cuenta después de Margarita, si somos consecuentes con ella, podría permitirnos hablar en poco tiempo de lo que éramos porque ahora vamos siendo de otro modo, cualitativamente distinto y superior: Un dejar de ser afirmativo. Se va fraguando la mezcla de un mundo pluripolar. Situarse de este modo en la brecha, en la fractura, eso que Nietzsche llamaba la zona de resonancia, resistencia y provocación, es la construcción heroica de un origen que restituye verdades e identidades que proclaman la invención del futuro. A mi me gusta hablar de la libertad y cuando la veo asomarse me pongo alegre. ¿Cómo se logra esto? Poniéndose unos lentes para ver. Esto significa también, cambiar nuestras vidas a favor de historias que hablen de un nosotros que se precipita llenando el vacío, sobre lo que hoy está ausente. Una historia hibrida que actúa como relato, como registro y como práctica transformadora del presente para inventarnos de nuevo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Monolingüismo (La Quinta Columna, 24/09/2009)

En Timón de Atenas de Shakespeare, Calibán le dice a Prospero: “Aprendí tu idioma, ahora aprovecho para maldecirte en tu propia lengua”. Pero lamentablemente éste no es el caso. Lo que esta semana nos elevó a la cumbre del asco fue el desprecio del canciller de facto del gobierno golpista de Honduras por su propia lengua, suerte de maldición contra sí mismo. Sube el telón y al fondo se ve a un hombre más bien indio balbuceando. Entonces, con sorna y pena ajena comprendimos porqué Lacan decía que no importa lo que quieran decir las palabras. Siempre se supo, pero ahora más que nunca la tragicomedia de la oligarquía centroamericana se muestra crudamente, suerte de obra de Moliere, que asoma en los Tartufos de turno el patetismo y el descaro desnudo de los ricos de uno de los países más pobres del mundo. Son extranjeros que colonizan a su propia patria. Algo como la paradoja ridícula que protagonizan cada día: hondureños en el exilio dentro de Honduras ¿A quién le hablaba el canciller? Obviamente no es a su pueblo, en donde una gran mayoría todavía habla lengua maya. Hablar como propio el idioma del otro no es tan solo un gesto de mal gusto, mueca inmoderada que renuncia a la propia herencia cultural, para adorar más allá del juicio, aquello que le niega; es ante todo auto decretar la muerte simbólica mansamente. Esto no es nuevo, a veces tropezamos también con este ademán ridículo, en los sainetes y cócteles de los salones cortesanos de una burguesía decadente. Con ansiedad de asmático los vemos competir para ver quien es más extranjero. Sentir placer al hacer a cada rato uso de la lengua del otro, no es sólo la inocente manera de una destreza instrumental, suele ser también y por sobre todo, el modo de mostrar ante los demás, una especie de ticket o salvoconducto que los conducirá a un anhelado otro mundo; porque para ser aceptados hay que exhibir de esta manera la incondicional sumisión. Se trata de sujetos que quieren aclarar un error. Ellos nacieron latinoamericanos por accidente. Se merecen algo más (al norte). Por eso, son hostiles con todo aquello que les recuerda el origen que cuestiona y pregunta por el sí mismo, por nuestros saberes, certezas y legitimidades. Pero también viven en Antigona, el drama del padre que se encuentra enterrado en un lugar in hallable, producto del juramento de Teseo. De allí el duelo eterno por no tener punto de partida ni de llegada. Derrida Comienza el libro, El Monolingüismo del Otro, con esta frase: “No tengo más que una lengua y no es mía. Puede uno matarse amando en esta lengua. ¿Qué tal si me aferrara a ella como un ahorcado? Siempre hablo fuera de mi lengua para complacer al otro, después de la colonización de Argelia en 1830”. De esta manera, dice Derrida, entonces morir no es otra cosa que prescindir del arraigo, del cuerpo común y aceptar el silencio de la lengua propia. La esquizofrenia tiene mucho de comportamiento social y se muestra como hostilidad a sí mismo y hospitalidad con lo impropio. La xenofobia chauvinista de los nacionalismos de derecha a un extremo y el entreguismo lacayo al otro, caras de la misma moneda: El fascismo. De todos modos, debemos agradecer al canciller poliglota de Honduras, en su desgarradora desvergüenza, que su gesto nos lleve al malestar que obliga a reflexionar sobre la actualidad de lo propio y lo extraño; sobre el adentro y el afuera; sobre las líneas de delimitación, lar bardas y las fronteras, sean estas virtuales o reales. Entonces llega el momento del voto, de la entrega. Teseo les recuerda el juramento, les recuerda que para entrar al olimpo hay que permanecer fiel a la fe jurada, para salvarse del perjurio; bajar los ojos y hablar el idioma de los dioses y no romper el pacto con las palabras para que entiendan se les habla sólo a ellos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

El Tiempo de Mészáros (La Quinta Columna, 17/09/2009)

¿Es posible liberar al tiempo? ¿Podemos pensar desde este tiempo (de la explotación del cuerpo y del trabajo, la coerción política y la dominación ideológica), otro tiempo como prerrequisito para liberar al cuerpo social y humano de unas condiciones metabólicas que reducen al tiempo a una sola temporalidad? ¿Se puede crear otro tiempo en donde fundarse para vivir y desde donde construir las relaciones humanas? István Mészáros parece encontrar pistas para algunas respuestas, en un libro que se abre en pulpo a multiplicidad de nuevos problemas. Texto fecundo y refrescante; El Desafío y la Carga del Tiempo Histórico: El Socialismo del Siglo XXI; que acaba de ganar el Premio Simón Bolívar al Pensamiento Crítico. Es en esa misma línea, el pensamiento crítico, y como buen discípulo de Lukacs, quien sentía simpatía por La Escuela de Frankfurt; que el ganador intenta abrirse paso en la comprensión de la razón instrumental y sus imperativos categóricos. Los que hoy se imponen como camisa de fuerza que echa raíces al interior de la carne del mundo de la vida hasta lograr colonizarla, creando una nueva corporeidad: El cuerpo biopolítico conquistado por el biopoder. Se trata de un libro para ser leído en clave de Gramsci, Attil József (poeta húngaro), y el Che Guevara. Un teórico, un poeta y un revolucionario que se involucró en todos los terrenos de la praxis. Texto ardoroso y esperanzado, salpicado de poesía y de referencias que logran reencontrar el papel de la teoría al interior del proceso revolucionario. Único camino para entender que una revolución es ante todo y también, una ruptura radical con la concepción dominante en el capitalismo sobre el tiempo, el espacio el cuerpo y el deseo. Pues como dijera Gramsci, citado en este libro: “El tiempo es la cosa más importante; es un simple sinónimo de la vida”; mientras que el capitalismo contiene en su matriz epistemológica fundante, sistemas de dispositivos antagónicos que son contradictorios a la naturaleza misma de la vida y que son insuperables al interior de su propio metabolismo. Contiene en términos genéticos un orden del tiempo que recupera para la producción de valor, al propio metabolismo corporal del cuerpo humano individual y colectivo, reducido a una lógica. Alienando el tiempo múltiple de la vida a su subsunción en un solo tiempo. Es decir, todo el mundo entiende que hay un tiempo de respirar, uno de comer, uno de defecar, uno de dormir, etc. Pues bien, es allí donde en primer lugar se instala una lógica reguladora y ortopédica, que lo reduce todo a una regla que regula los ritmos vitales poniéndolos al servicio del tiempo explotable, bajo una lógica funcional que actúa como opacidad de sí misma, pues supone que su interior contiene un afuera, hoy llamado “tiempo libre”, suerte de recompensa consoladora al manso sometimiento del cuerpo y el deseo; cuando ambos tiempos forman parte de un solo tiempo. No se trata entonces tan solo, de “abolir las actuales relaciones de propiedad de la sociedad capitalista clásica”, se trata también y ante todo, de tener claro que se trata de un ejercicio cotidiano de liberación, pues “hay que extirpar de raíz la dominación y la explotación del trabajo y el dominio del capital como tal. No basta con expropiar a los expropiadores”. Pues el capital es en sí mismo contiene como atributo de su modo extenso, una racionalidad que en su auto justificación hace opaca su incontrolabilidad, su organización del espacio-tiempo por caotización y su violencia intrínseca de la competencia (siempre desleal) contenida en su llamado “espíritu comercial”. Abre el libro con un poema de József: “Ni dios ni la mente, sino el carbón el hierro y el petróleo, la materia real nos ha creado, echándonos hirvientes y violentos… por eso el sonido de toda obra humana zumba en nosotros como un violín profundo”. ¡Bienvenido el pensamiento de Mészáros!

jueves, 10 de septiembre de 2009

La Guerra (La Quinta Columna. 10/09/2009)

Comprender la guerra es aproximarse a la deconstrucción de las relaciones de poder. Tal vez porque la guerra es el invento más eficientemente macabro llevado a cabo por la especie humana. Las grandes corporaciones, la escuela, la familia, la iglesia, los partidos, el Estado todo, los equipos deportivos y un largo etcétera, han asimilado el modo extenso del diseño de lo bélico para sus prácticas, relaciones y azares. Esta asimilación se expresa de dos formas: El poder disciplinario que se aplica como exterioridad desde una ortopedia sobre el cuerpo, sus usos y sus placeres; es decir, el despliegue de una economía política del deseo, por medio de técnicas de vigilancia e instituciones punitivas que dejan correr una lógica, tal cual lo hace un procesador con un programa. Y en segundo lugar, lo que Foucault llama “biopoder”; que se ejerce de adentro hacia fuera de los cuerpos, cuando el poder como lógica ya echó raíces y se expresa desde la trama más profunda de la subjetividad de los individuos. Miedos, fantasías, prejuicios, fobias y otros discursos serán el efecto de superficie de lo que podría ser mucho trabajo para el psiquiatra. Podemos trazar la genealogía del biopoder y sus estratificaciones más profundas y fundadas, cuando topamos con racimos de articulaciones discursivas aparentemente racionales que apelan por ejemplo, a la propiedad sobre las cosas como paradigma del goce, la seguridad existencial, la realización, la felicidad, en fin, la afirmación final del deseo, materializado por fin; diciendo: “Con mis hijos no te metas”, “mis hijos son míos las cosas y desde allí cosifican también a los hijos,”, etc. confundiendo (¿o sustituyendo?) libertad con propiedad. Por eso Foucault dice que la lógica de las relaciones de poder y las zonas de resistencia que se producen también, no son especialmente del orden del derecho, sino más bien de la lucha, la confrontación y la estrategia. ¿Qué es lo que se enfrenta? Foucault dirá: Construcciones discursivas que le dan forma al deseo mudo que pugna por salir a la superficie. Desde los suicidas hasta los flagelantes, pasando por toda clase de ascetismos y bulimias, hasta llegar a los también inimaginados y refinados excesos que dejan pálidos a los 7 pecados capitales, y por ello mismo deseados y rechazados por todas las cartillas y récipes de moral y moralina que pueblan las capillas ideológicas de las doctrinas. Son líneas de puntos que se van modificando, yuxtaponiendo, rectificando, borrando, ratificando, reapareciendo. Foucault se pregunta, cómo es posible que individuos distintos sedan su diferencia a la reversibilidad de un patrón y se unan en un discurso, sigan los dictados de sus lógicas y desde allí, sean capaces de aceptar mansamente el sometimiento que sede el cuerpo a la constitución de un sujeto, comprendiendo que los sujetos son zonas de encuentro de colectividades asociadas en una subjetividad política y sus formas de expresión. No es raro entonces, que lógicas yuxtapuestas choquen y entren en estado de guerra, aunque a veces ocurra que se trate de la misma lógica distinta sólo en su performance, como ocurre en los conflictos religiosos. De manera que nada mejor que vivir en un estado general de guerra. Ello permite hacer de nuestros miedos certezas y de nuestras terquedades verdades. Por ello, dice Foucault, “la guerra debe considerarse como un estado de cosas primero y fundamental en la constitución de los procesos de dominación, diferenciación y jerarquización; primero fueron las guerras, luego le siguieron los estados y sus instituciones”. ¿Tendrá esto algo que ver con el afán opositor de enfrentar cuanta cualquier cosa plantee el gobierno? Ley de tierras, habilitantes; ahora, contra la ley de educación. ¿Será una manera de mantener el control sobre un puñado de la población en la misma medida en que ese sector legítima una jerarquía que realiza sus propias pasiones?

jueves, 3 de septiembre de 2009

El Anarquista (La Quinta Columna, 03/09/2009)

La grata visita de Noam Chomsky al país debería también traer la brisa fresca del debate ideológico sobre aquellas propuestas e ideologías que pueden servirnos para reimpulsar el combate contra el capital y sus lógicas. A pesar de sus contraluces, no cabe duda alrededor de su talla moral e intelectual y por sobre todo de su irrefragable postura anarquista abiertamente asumida y defendida. ¿Servirán los aplausos a Chomsky para conversar sobre lo que hay o no de vigente y audaz en el anarquismo, más allá del doctrinarismo dogmático y de las posiciones asumidas como ciudadelas fortificadas, por aquellos que lo descalifican todo porque recibieron la luz reveladora de la verdad? Despachamos de una vez por incomoda aquella frase de Bertrand Rusell cuando afirmaba que “el anarquismo es el ideal último al que debería aproximarse la sociedad si de veras aspira a la libertad”. El anarquismo no es ya aquel pensamiento más bien ingenuo que reaccionaba contra toda y cualquier autoridad, proclamando la destrucción total del estado sin presentar ninguna salida. Charles Weigl, biógrafo y recopilador de Chomsky nos advierte: “Además de asociar el término anarquía a desorden, creemos saber que es el anarquismo y también pensamos que sabemos quien es Chomsky. Por lo que “su” anarquismo sería distinto y decente. Por tratarse de un intelectual serio. Pero no nos atrevemos a hurgar un poco más por miedo a las sorpresas”. Por eso, muchos de los que lo ensalzan y citan desprecian la influencia que Deleuze, Foucault y especialmente Derrida han tenido en su obra ¿Entonces, con los oportunistas que le utilizan por ser un intelectual respetado que se bate contra el imperialismo, consentimos que Chomsky pudiera ser una suerte de anarquista moderno, que habla de anarquía como provocación, cuando se trata más bien de un intelectual cercano al liberalismo? Por supuesto que no, aceptémoslo, Chomsky es anarquista, a pesar de que en ocasiones comparte la importancia de las reformas en tanto que victorias políticas que pueden nutrir al movimiento y servir de dinamizadores del proceso político. Así como de manera sensata le parece bien apoyar a los gobiernos progresistas antes que ignorar su importancia. “Aunque el ideal sea el de construir el tipo de mundo en donde todos participemos por igual sin miedos no jerarquías. En donde las decisiones se tomen directamente y en el que la autoridad, siempre distinta al ciudadano, quede relegada al lugar que le corresponde: una triste esquina o una nota a pie de página de la historia, donde se hable de los días en los que otros decidían en nuestro nombre, hasta que pusimos orden a nuestras vidas y arreglamos las cosas para decidir entonces ser libres para siempre”. Para comprender los usos políticos de Chomsky, es bueno remontarse al Chile de Salvador Allende. Al Chomsky pronunciarse a favor de este, el diario El Mercurio lo calificó de “anarco-comunista que quiere traer a nuestro país ideas extranjerizantes”, mientras que la izquierda radical lo acusó de “anarquista atrasado y anacrónico”. A esto el propio Chomsky contestó: “Es muy simple, así como el marxismo se ha elevado sobre las ruinas del socialismo real, el anarquismo ha crecido y se le ha aproximado al punto de constituir juntos, un espacio del significado como medio para interpretar y cambiar el mundo”. Sigamos con él: “Dentro de una revolución hay distintos momentos revolucionarios. Es un proceso largo y moroso hasta llegar después de siglos a una sociedad que se organiza sepultando al Estado, cosa a la que Marx también aspiró en sus días. Sería ocioso e irresponsable esperar que el anarquismo se instaurara como régimen, pues no lo es, y que surgiera con sólo desearlo. La libertad debe ser un ideal, no una superstición”.

jueves, 27 de agosto de 2009

El Mito (La Quinta Columna, 27/08/09)

Hay que vivir en el mito, cosa que siempre ocurre, pues está inscrito en la piedra angular del lenguaje con el que inventamos y también desciframos al mundo. Saber que vivimos al interior de un mito nos ayuda a mantenernos prevenidos. Cassirer nos advierte sobre el devenir y la institución mítica. Cuidado. Lo que consideramos sagrado, legítimo, la fe en el futuro, lo que pensamos de los otros y de nosotros mismos está cruzado y sostenido como un títere, por un tinglado de enunciados y discursos mitológicos. “El patetismo infeliz de las Hades”, que nos invitan al infierno y la seducción fascinante que nos produce el héroe; el asumir que siempre hay un bueno y un malo, forma parte de los mitos de Occidente, que de cuando en cuando se reajustan y remozan. Dionisios en la fiesta y Perfidia en la tristeza son con sustantivos del Mithos existencial de las formas de existencia y de los relatos que narran lo que vamos siendo. Lo profano y lo sagrado hacen el deseo y sus formas de conjurar la muerte, así se trate del asesinato simbólico que siempre se perpetra desde el enemigo que actúa como eterna amenaza sobre nosotros, aunque no tenga éxito o no se lleve a cabo como fuerza. Incluso, la comprensión del tiempo, la relación con el pasado y el futuro que hacen y deshacen los presentes que aprehenden las cosas para lograr una visión cósmica del mundo, autorizándonos a utilizar desde allí una racionalidad. Todo mito deviene en ritos que le actualizan y ponen en escena. Nadie puede escapar al sentido y sus lógicas. De allí que Occidente necesita construir al mal como emergencia fundacional de sus referentes culturales. Ayer fue el comunismo que soportó y subrayo las explicaciones sobre La Guerra Fría y el apoyo a tiranías y dictaduras. Luego y hasta hoy la lucha contra el narcotráfico y de un tiempo para acá la guerra contra el terrorismo de la que pueden hablarnos curdos, afganos e iraquíes. Pero los mitos, por fundacionales que sean necesitan el oxígeno renovador de las palabras; ser reobjetivados en la subjetividad general del miedo, porque ¿Cómo vivir sin miedo? Elemento este que resulta necesario para la homogenización en torno a un centro de poder. De aquí que el fenómeno revolucionario en América Latina sirva a las angustias y urgencias de Occidente para renovar todo lo que tenemos en los genes de la novela de Orwell, 1984: Ayer era Euro Asia, hoy ¿Por qué no, Latinoamérica? Fidel y el Che; en su momento y todavía. Ahora se suma Chávez, Evo, Correa y Ortega. Así, el peligro toma cuerpo. ¿O de qué otra forma llevar a cabo el exorcismo para conjurar al demonio, si éste no tiene cuerpo ni nombre para ser nombrado? Momento de articulación simbólica entre el mito del mal en el mundo y todos sus miedos en todas sus manifestaciones; y la lucha eterna del bien contra cada forma de expresión del mal y su modo extenso. Piel, nombre y geografía, sin territorialización no hay objeto y sin objeto no hay un discurso firme que no sea en sí mismo puro objeto discursivo. Lo sabían ya en la película El Exorcista. Barda, diferenciación, determinación, cualificación hacen el campo de delimitación de los territorios discursivos que hacen la memoria del miedo por donde transita la subjetividad. Pero el mito y sus ritos contienen en su seno su contrario y su reversibilidad. Allí reside la verdadera transparencia del miedo y su fragilidad. Por eso, mito y rito deben ser repetidos y reforzados al infinito. Todos hemos visto al Zorro. Sabemos de qué se trata el juego. El malo puede devenir en héroe o antihéroe en cualquier momento y no puede ser malo. Su nombre crece y se hace amplio. El débil y pequeño difícilmente puede ser el malo, esto contraviene la naturaleza misma de los imaginarios. Deberían revisar estas cosas las cadenas mundiales del chantaje, el terror y el miedo cuando satanizan a Chávez. Valga la cacofonía, las revoluciones son al mito su reverso perverso.

jueves, 20 de agosto de 2009

Ideologizar (La Quinta Columna, 20/08/2009)

Yo creía que el debate sobre la ideología era propio de marxistas sin oficio. Parece que no. Que curioso, nadie tiene respuesta para esta pregunta: ¿Qué entiende la derecha por ideología? Por qué cada vez que se queda sin argumentos apela a la manida tesis de acusar de ideológico a cualquiera. Sin embargo, en vez de darnos risa y atacar la discusión, muchos se ponen serios y se disgustan ¿Será por nuestras carencias? Para Marx, el asunto ideológico plantea una determinación que se expresa como campo de lucha por la apropiación de aquello que debe ser representado. Es decir, el dominio de la lectura de lo real para imponer legitimidades alrededor de la verdad y en correspondencia, establecer lo que debe ser dicho, lo que debe ser deseado y las formas de realización del deseo. O Sea, establecer una hegemonía. Este privilegio le corresponderá a la clase que asuma el poder, léase bien “la clase, el poder”, no la élite, no el gobierno. La pregunta repugnante con la que abrimos en principio nace, porque extrañamente la acusación contra la Ley de Educación, es que es mala por ideologizante. O sea, que nuestro empeño en cultivar claves éticas para la transformación histórica, es dudosa porque está vinculada a fines y a un proyecto político. Y para ellos, esto es un delito. Con decir: “No comparto tu proyecto, mi ideología es más bonita”, sería suficiente. De eso hablaron los estoicos. La no ideología es una dimensión ideológica del pensamiento liberal burgués y de su positivismo lógico, que lee a la ciencia y a la verdad, como el producto de resultados exactos, como absolutos y como universales históricos. Por eso, nada mas ideológico que lo no ideológico. “Nada más erótico que la abstinencia”, Decía Lucano de Seneca. Los Torquemada de moda, se transvisten de “pureza” y desfilan por los medios, disfrazados de candorosas Marilyn Monroe que persiguen un ideal-mundo, en donde pobres y ricos se rían de los mismos chistes, e ir a Disney sea un gesto inocente (en lo personal no me parece ningún pecado, en todo caso una decisión de mal gusto, pues hay otras opciones y destinos en el mapa, antes de ir a visitar a una rata). Habría que leer a Vicente Verdú en su libro “El planeta América”, para entender, qué ocurre en la consciencia, cada vez que vamos, por ejemplo, a India y preferimos morder una hamburguesa de Mc Donalds. Verdú asegura que estos locales son verdaderos conteiner de ideología americana, suerte de enclaves y embajadas de un registro, una nomenclatura cultural, una manera de ver y de organizar al mundo. Para mi, siguiendo a Laclau, la ideología es un campo de representaciones desde donde es posible tirar la barda lacaniana, es decir, un espacio-tiempo de saber-poder-subjetividad. Allí es posible fundarse para llenar de significado a los significantes vacíos y flotantes que hacen la realidad. ¿Podemos hablar de ideología ante una ecuación matemática? Claro que no, al menos no inmediatamente, pues las matemáticas son un juego de lenguaje que contiene sus propias soluciones y respuestas, por eso las computadoras pueden realizar cálculos, aunque por ahora no pueden pensar. Ante esto Lenin decía: “Siempre la pregunta más importante es: quién, para qué; es decir, quien da las órdenes, quién las obedece y que se logra con eso”. ¿Historia no ideológica? ¿Geografía no ideológica? ¿Un idioma y el leguaje libre de manchas (ideológicas)? ¿Dónde? ¿Será ideológica la pretensión de La Iglesia Católica, de hegemonizar el ámbito académico? Hablemos de ideología entonces. Se va a la escuela por la misma razón que se ve TV. La educación es una máquina de propaganda, el problema es que la derecha solamente lee a Popper y cree que el único intelectual es Vargas Llosa, elección estúpida y por demás ideológica.

jueves, 13 de agosto de 2009

¿Ser comunista? (La Quinta Columna, 13/08/2009)

Bertolt Brecht dijo: “Qué tiempos estos, en que hablar sobre árboles es casi un crimen, porque supone callar sobre tantas alevosías”. Hablar del árbol supone asumir que no garantizamos que se pueda seguir hablando de él a futuro, por lo menos en vida de ese mismo árbol. Un mundo en donde el árbol es visto como riqueza y mercancía. En su último libro, Ecce Comu, mi buen amigo y maestro, Gianni Vattimo, se pregunta: ¿Puede alguien convertirse en comunista después de 1989? La respuesta que consigue es lapidaria y concluyente. No solo se puede, también se debe, si de lo que se trata es de hacer posible la vida en el planeta. “Ningún tercer o cuarto camino se halla en condiciones de revertir el actual estado de desigualdad existente en todo el mundo”, dice. La versión personal que Vattimo adelanta sobre el comunismo necesario para los tiempos que corren, es ante todo una armadura ética anclada en la tradición histórica e intelectual del pensamiento marxista comunero, salpicado de anarquismo republicano, libertario y democrático. Renunciando al economicismo, el reformismo y las posturas socialdemócratas. “Un pensamiento enfrentado al capital desde una postura antiautoritaria y subversiva. Un comunismo que valga como ideal moral regulador y como propuesta viable, eficaz para la realización material de la justicia y la democracia directa en lo económico, en lo político y en lo social. Se trata de construir una visión lúcida, estética y desenfadada, incluso brutal en su franqueza, una apuesta impúdica para la esperanza”. Nos habla de la necesaria retoma de los palacios de invierno de una poética provocadora que haga añicos al discurso burgués y cualquier otra “normalidad” (se refiere especialmente al discurso mediático). Veamos como lo argumenta. “Volver a ser comunistas” no es excesivo, ni una impostura, o un despropósito político. No debe avergonzarnos. Es nuestro salvoconducto anticapitalista, nuestra vacuna contra el odio, la intriga, el asedio y asesinato moral que usa a las instituciones públicas contra los ciudadanos, al estilo Ley Patriota. Ser comunista hoy, es una suerte de oración, de “Padre Nuestro”, para conjurar a los demonios del miedo, que apelan desde la soberbia, al chantaje y a la fuerza para aniquilar a los enemigos. Asunto que podemos observar en todo el mudo con sólo acercarnos a la ventana. Es oponerse sin reservas y al costo que sea a un poder ultra planetario que opera en los espacios micro-físicos, desde el fascismo de la vida cotidiana, como dijera Arent. La pregunta que quedaría sin respuesta si la radicalizamos a la inversa, es: ¿Cómo no ser comunista hoy? Vattimo no desperdicia el espacio y le dedica una extensa reseña a lo que llama, la Venezuela de Chávez. Habla entonces de la construcción política de una trama extensa de relaciones sociales que tiene como fuente de compromiso la identificación con Chávez. El consenso (con-sensualis) de base no lo logra en primera instancia un programa o un partido, lo logra la afiliación afectiva a un líder. Esto representaría un peligro para tal proceso, a no ser que leyéramos el lazo existente desde el poder del amor y la solidaridad. Desde la poderosa urdimbre que la esperanza puede desplegar cuando se ancla en las emociones más puras, y desde allí, en el deseo que se hace bio-político. Comunismo por lo tanto, para compartir la emoción de la esperanza común sin la cual no hay política que valga. ¿Organizar el sentimiento en estructuras, o liberarlo de manera renovada para que fructifique en pulpo, abriéndose en mil flores? Vattimo llama a esta emoción que se respira hoy el Latinoamérica, “democracia de alta energía”; o más bien comunismo, un término maldito para las clases dominantes, y tal vez por eso mismo, conveniente para el sentimiento común de cambio. Para que lo que hay de nuevo encuentre su cause.

jueves, 6 de agosto de 2009

¿De qué hablar? (La Quinta Columna, 06/08/2009)

¿De qué hablar para que la palabra no carezca de sentido? Esto preocupaba a los griegos clásicos, particularmente a los estoicos Epicurianos. La palabra latina “meitatio” recoge algo de esta preocupación, apoyada en el término griego “melete”, derivado del meletan, que significa también ejercitarse, entrenarse en. Detenerse un poco para volver a hablar luego; hurgar en la grieta, en la hendidura que la palabra ejerce sobre la cosa, sobre el acontecimiento y sus devenires; es decir, un alto re-flexivo en la rugosidad de la cosa pensada con intensidad, hasta lograr el despliegue de las ideas. Reflexión opuesta a la información, esa cosa informe, llena de datos de lo que ocurre y no ocurre. Matizada por la visión siempre oscura de la mediación. Michel Foucault en su clase del 3 de marzo de 1982, precisaba que ante la información, siempre cabe la pregunta: “¿Qué quiso decir, que sería lo que realmente ocurrió? Y por supuesto recomienda asaltar esta duda con el meletan. Ejercicio de apropiación de la ocurrencia por el pensamiento, elemento poco común en la información. Alejarse de la banal fugacidad para encontrarse con la nuez del instante-acontecimiento es el reto del pensamiento. No quedarse en lo anecdótico, sino por el contrario buscar la línea de fuga de eso que pasa o deja de pasar y no es inmediatamente visible por el ojo torpe del comunicador. Aquello que todavía no alcanza a ser tocado por las palabras, pero que está allí actuando como segunda piel. Encubándose como un virus y que aguarda su momento para estallar. No era fácil ver hace unos meses la actual crisis económica y a nadie se le ocurrió que se preparaba un estallido en los días anteriores al 27 y 28 de febrero del 89. De manera que no es fácil saltar el escenario de lo aparente dibujado por el mundo de la información-comunicación, para asaltar a lo real fuera de la lógica mediática. Pero sí hay claves que podemos utilizar para ejercitarnos, por ejemplo, escapar de los horribles lugares comunes del lenguaje y la palabra hasta donde nos sea posible. Desechar la urgencia y la desesperanza de utilizar la inmediatez como verdad. No caer en la trampa de pensar en que realmente todos los días pasa algo digno de ser mencionado. Por ejemplo, ¿Quien recuerda hoy la huelguita de Ledezma y quien recordará en un par de semanas la travesura de Lina Ron? Todas aventuras desesperadas al servicio del espectáculo mediático, pero que por su carácter destemplado no anuncian ningún impacto real en la subjetividad general. Comprender que cada palabra es un comodín infinitamente sustituible. Hacer el juego de colocar una palabra por otra, por ejemplo su opuesto, en donde reina una verdad, para poder leer al revés y luego desde allí en otros sentidos. No buscar inmediatamente el contenido sin pasearse por la intención. Salir de golpe de los pares binarios y del mundo de las dualidades para pisar el terreno de las multiplicidades. “Lo que nos interesa son las líneas de fuga de los sistemas, lo inesperado y nuevo que crea las condiciones en las que éstas se producen y forman fuerzas que suscitan posibilidades revolucionarias. La pregunta es entonces, ¿Cómo hacer para que estas fugas no sean únicamente intentonas, sino auténticos pasadizos que nos conduzcan a una verdadera máquina revolucionaria que trasforme la subjetividad política colectiva y de allí las formaciones del leguaje y sus maneras de enunciar y señalar las cosas, para así aprender otra lengua?”, indicaba Deleuze. De manera que afinemos la técnica, limpiemos los lentes y tengamos a mano los instrumentos para distinguir y separar esos momentos, de la noticia ordinaria, por escandalosas y trepidantes que estas sean. Pues el problema no es solamente desde cual medio lo digo y quien lo tiene, sino también, que voy a decir de lo que se anda diciendo.

¿De qué hablar? (La Quinta Columna, 06/08/2009)

¿De qué hablar para que la palabra no carezca de sentido? Esto preocupaba a los griegos clásicos, particularmente a los estoicos Epicurianos. La palabra latina “meitatio” recoge algo de esta preocupación, apoyada en el término griego “melete”, derivado del meletan, que significa también ejercitarse, entrenarse en. Detenerse un poco para volver a hablar luego; hurgar en la grieta, en la hendidura que la palabra ejerce sobre la cosa, sobre el acontecimiento y sus devenires; es decir, un alto re-flexivo en la rugosidad de la cosa pensada con intensidad, hasta lograr el despliegue de las ideas. Reflexión opuesta a la información, esa cosa informe, llena de datos de lo que ocurre y no ocurre. Matizada por la visión siempre oscura de la mediación. Michel Foucault en su clase del 3 de marzo de 1982, precisaba que ante la información, siempre cabe la pregunta: “¿Qué quiso decir, que sería lo que realmente ocurrió? Y por supuesto recomienda asaltar esta duda con el meletan. Ejercicio de apropiación de la ocurrencia por el pensamiento, elemento poco común en la información. Alejarse de la banal fugacidad para encontrarse con la nuez del instante-acontecimiento es el reto del pensamiento. No quedarse en lo anecdótico, sino por el contrario buscar la línea de fuga de eso que pasa o deja de pasar y no es inmediatamente visible por el ojo torpe del comunicador. Aquello que todavía no alcanza a ser tocado por las palabras, pero que está allí actuando como segunda piel. Encubándose como un virus y que aguarda su momento para estallar. No era fácil ver hace unos meses la actual crisis económica y a nadie se le ocurrió que se preparaba un estallido en los días anteriores al 27 y 28 de febrero del 89. De manera que no es fácil saltar el escenario de lo aparente dibujado por el mundo de la información-comunicación, para asaltar a lo real fuera de la lógica mediática. Pero sí hay claves que podemos utilizar para ejercitarnos, por ejemplo, escapar de los horribles lugares comunes del lenguaje y la palabra hasta donde nos sea posible. Desechar la urgencia y la desesperanza de utilizar la inmediatez como verdad. No caer en la trampa de pensar en que realmente todos los días pasa algo digno de ser mencionado. Por ejemplo, ¿Quien recuerda hoy la huelguita de Ledezma y quien recordará en un par de semanas la travesura de Lina Ron? Todas aventuras desesperadas al servicio del espectáculo mediático, pero que por su carácter destemplado no anuncian ningún impacto real en la subjetividad general. Comprender que cada palabra es un comodín infinitamente sustituible. Hacer el juego de colocar una palabra por otra, por ejemplo su opuesto, en donde reina una verdad, para poder leer al revés y luego desde allí en otros sentidos. No buscar inmediatamente el contenido sin pasearse por la intención. Salir de golpe de los pares binarios y del mundo de las dualidades para pisar el terreno de las multiplicidades. “Lo que nos interesa son las líneas de fuga de los sistemas, lo inesperado y nuevo que crea las condiciones en las que éstas se producen y forman fuerzas que suscitan posibilidades revolucionarias. La pregunta es entonces, ¿Cómo hacer para que estas fugas no sean únicamente intentonas, sino auténticos pasadizos que nos conduzcan a una verdadera máquina revolucionaria que trasforme la subjetividad política colectiva y de allí las formaciones del leguaje y sus maneras de enunciar y señalar las cosas, para así aprender otra lengua?”, indicaba Deleuze. De manera que afinemos la técnica, limpiemos los lentes y tengamos a mano los instrumentos para distinguir y separar esos momentos, de la noticia ordinaria, por escandalosas y trepidantes que estas sean. Pues el problema no es solamente desde cual medio lo digo y quien lo tiene, sino también, que voy a decir de lo que se anda diciendo.

jueves, 30 de julio de 2009

Bases militares (La Quinta Columna, 30/07/2009)

La creciente y sostenida invasión a Colombia por parte de fuerzas militares norteamericanas, solicitada, promovida y amparada por el gobierno de este país, no sólo es usada como arma de disuasión y control contra su propio pueblo; sino que fundamentalmente es el ingrediente que faltaba para terminar de metamorfosear al vecino, convirtiéndolo en el Israel latinoamericano. Papel que juega Filipinas en el pacífico sur y que jugó Alemania en Europa, en la era de la Guerra Fría. Si vemos en el mapa, la posición geográfica de Colombia es estratégica, pues favorece el acceso a ambos océanos; y de allí, el control del Canal de Panamá. Además de servir de porta aviones para amenazar a Nicaragua y a El Salvador, por no decir toda Centro América. Por supuesto, el objetivo principal es el hostigamiento permanente sobre Venezuela, Ecuador y el resto de la amazonía. Esta no es una jugada cualquiera, ni nace del empeño terco de unos alucinados. Se trata de una versión remozada del ejercicio de guerra combinada contra Venezuela y Ecuador denominado Plan Balboa, denunciado ya hace unos 5 años por voceros militares venezolanos. Se trata de una suerte de juego en red o telaraña; todo un juego de pool con piquete, pues el cerco que Colombia intenta, ese atenazamiento en pulpo, acorrala primeramente a los sectores progresistas que acompañan al presidente Obama, al crearles un nuevo Guantanamo, tal vez más difícil de maniobrar, pues enrarece las relaciones y posiciones entre EEUU y el resto de América, a la vez que evita particularmente, que las relaciones mejoren con Venezuela y Ecuador. Intenta también alentar a las derechas militaristas de América Latina, aliados naturales del sector más reaccionario de los halcones del pentágono, para que no se sientan solas y sigan presionando a los gobiernos progresistas de inspiración popular del continente. Nada les importa, ni siquiera que la tensión llegue al punto en el que la situación pueda concluir en una aventura guerrerista de gran envergadura, que lleve a la balcanización de nuestros territorios. Arriesgan incluso planes estratégicos para el crecimiento y desarrollo de Colombia, como el gaseoducto y la relación ventajosa que desde el punto de vista comercial mantienen los productores colombianos con nuestro país, con una balanza comercial que les es largamente provechosa. El gobierno colombiano admite a regañadientes el fracaso del llamado Plan Colombia y sabe que la aprobación del tratado del libre comercio no está fácil, así que busca financiamiento externo por la vía de la entrega militar del territorio. Tal vez la bendición al nuevo rol de Colombia en el hemisferio, lo brinde la visita a ese país del representante del gobierno de Israel: Su canciller. En un año electoral en Colombia, la polémica en torno a ese tema y la satanización de Chávez, alientan y alimentan al ex ministro Santos, jefe paramilitar, ahora de candidato, fortaleciendo al ala más fascista de la oligarquía colombiana. De este modo, también sale en ganancia la doctrina de La Escuela de Las Américas, la cual quedaría actualizada. Esta concepción geopolítica tuvo su principal eje de expresión, en la subordinación y articulación de los ejércitos latinoamericanos a las delegaciones militares norteamericanas, como muestra de cooperación para acabar con los enemigos comunes; bien sea el terrorismo, el comunismo o el narcotráfico; flagelos siempre expresados en primer lugar, en términos de una amenaza interna. Este nefasto credo se materializó por años, en la doctrina contra insurgente de la antigua ley de seguridad y defensa nacional, que entendía al pueblo como el enemigo interno. Recordemos por un momento el papel que jugaron las bases militares norteamericanas apostadas en honduras durante los años 80 y 90; utilizadas contra los sandinistas y el FMLN de El Salvador. Centroamérica estuvo a punto de convertirse en un polvorín. Este nuevo conflicto obliga a cerrar filas con Chávez.

jueves, 23 de julio de 2009

¿Cumpleaños? (La Quinta Columna, 2307/2009)

Las revoluciones reajustan y plantean una nueva lectura de la vida. Actualizan al pasado, haciendo de él materia prima para las para las futuras transformaciones. Lo ha tenido clarito el presidente Chávez y por eso ha llevado a cabo la titánica tarea de rescatar a nuestra historia del secuestro secular al que la sometió la visión burguesa. La incorporación del término bolivariana a la Constitución y al propio nombre del país; un caballo que avanza hacia la izquierda; ocho estrellas; Guaicaipuro en el Panteón; la reivindicación de Zamora y de Santa Inés, la transformación del Día de la Raza en Día de la Resistencia Indígena son algunos de los esfuerzos orientados a rescatar la memoria colectiva de un pueblo, poniendo los hechos al servicio de la transformación. Al instalar la Misión Cultura, Chávez dijo: “Tenemos la obligación de hurgar en nuestro pasado para saber quiénes somos y de dónde venimos; no conformarnos con lo que nos cuentan, convirtiéndolo en cómplices de posturas reaccionarias. Tenemos que rebelarnos contra la historia impuesta por la oligarquía, asumir el riesgo de pensarnos a nosotros mismos para recuperar la dignidad”. Entusiasmados por esta visión creamos desde la Alcaldía Mayor la comisión metropolitana para el estudio de nuestra historia y enviamos a la licenciada Gladys Arroyo a España a investigar. De tal suerte surgieron tres libros y abundante información documental que demuestra que la celebración del cumpleaños de Caracas el 25 de julio es un exabrupto, pues dicha fecha no tiene asidero documental alguno. Ni siquiera existe un acta que testimonie una fundación de ciudad para la fecha de 1567.Basta leer la Historia de conquista de la provincia de Venezuela, de José Oviedo Ibaños, publicada en 1723. Según el autor, cercano a los días de julio de 1567, en lo hoy es Caracas se levantaba una fortificación militar desde donde se llevaba a cabo una limpieza étnica, luego de la derrota de la Confederación de Indígenas de Catia y Guaicaipuro en la Batalla de Maracapana, ocurrida durante los primeros días de ese año. ¿A quién honramos entonces al celebrar tal fecha? ¿A Guaicaipuro, “el más valiente”; o a Diego de Lozada, alias “el empalizador de indios”, símbolo de la dominación y del coloniaje? Cuentas las crónicas de la época que después de la batalla los caseríos indígenas fueron incendiados, sus mujeres y niños violados y perseguidos por perros. “Y unos 2.000 nativos al menos fueron empalados al sol hasta la muerte” según Fray Pedro de Agreda, quien manda una carta al rey de España, alarmado por los sucesos. Por eso mismo, el 13 de marzo de 1568, para suavizar las cosas, Lozada organiza un doble homenaje: Al papá León y al gobernador de la provincia, Ponce de León, y funda un caserío de unas 20 casas. Asumiendo el Santiago de León no por Santiago de Compostela, el Peregrino; sino por Santiago Mata Moros, patrón de los templarios asesino de árabes, a la cual perteneció Lozada. Los que hacen de abogados de Lozada olvidan también el libro de Juan Ernesto Montenegro, Francisco Fajardo y la Fundación de Caracas, que le otorga a este nombre la primicia fundacional en el año 1560. Título que no le es reconocido por el hecho de ser mestizo. Así mismo, no entendemos cómo se pasan por alto los libros de Nectario María. Allí se da cuenta de los levantamientos indígenas y las masacres posteriores al 25 de julio de 1567. Se reseña la carta de Alonzo Ortiz al gobernador de Coro a finales de ese año: “Estamos pacificando a los salvajes, con trampas, arcabuces, cañones, espadas y tropas de caballería, usadas en el Valle de San Francisco, hasta el exterminio de cierto rebelde que se hace llamar Guaicaipuro”. Para nosotros los revolucionarios, la Caracas insurgente se celebra del 13 al 19 de abril, con sobradas razones.

Cumpleaños (La Quinta Columna, 23/07/2009)

Las revoluciones reajustan y plantean una nueva lectura de la vida. Actualizan al pasado, haciendo de él materia prima para las para las futuras transformaciones. Lo ha tenido clarito el presidente Chávez y por eso ha llevado a cabo la titánica tarea de rescatar a nuestra historia del secuestro secular al que la sometió la visión burguesa. La incorporación del término bolivariana a la Constitución y al propio nombre del país; un caballo que avanza hacia la izquierda; ocho estrellas; Guaicaipuro en el Panteón; la reivindicación de Zamora y de Santa Inés, la transformación del Día de la Raza en Día de la Resistencia Indígena son algunos de los esfuerzos orientados a rescatar la memoria colectiva de un pueblo, poniendo los hechos al servicio de la transformación. Al instalar la Misión Cultura, Chávez dijo: “Tenemos la obligación de hurgar en nuestro pasado para saber quiénes somos y de dónde venimos; no conformarnos con lo que nos cuentan, convirtiéndolo en cómplices de posturas reaccionarias. Tenemos que rebelarnos contra la historia impuesta por la oligarquía, asumir el riesgo de pensarnos a nosotros mismos para recuperar la dignidad”. Entusiasmados por esta visión creamos desde la Alcaldía Mayor la comisión metropolitana para el estudio de nuestra historia y enviamos a la licenciada Gladys Arroyo a España a investigar. De tal suerte surgieron tres libros y abundante información documental que demuestra que la celebración del cumpleaños de Caracas el 25 de julio es un exabrupto, pues dicha fecha no tiene asidero documental alguno. Ni siquiera existe un acta que testimonie una fundación de ciudad para la fecha de 1567.Basta leer la Historia de conquista de la provincia de Venezuela, de José Oviedo Ibaños, publicada en 1723. Según el autor, cercano a los días de julio de 1567, en lo hoy es Caracas se levantaba una fortificación militar desde donde se llevaba a cabo una limpieza étnica, luego de la derrota de la Confederación de Indígenas de Catia y Guaicaipuro en la Batalla de Maracapana, ocurrida durante los primeros días de ese año. ¿A quién honramos entonces al celebrar tal fecha? ¿A Guaicaipuro, “el más valiente”; o a Diego de Lozada, alias “el empalizador de indios”, símbolo de la dominación y del coloniaje? Cuentas las crónicas de la época que después de la batalla los caseríos indígenas fueron incendiados, sus mujeres y niños violados y perseguidos por perros. “Y unos 2.000 nativos al menos fueron empalados al sol hasta la muerte” según Fray Pedro de Agreda, quien manda una carta al rey de España, alarmado por los sucesos. Por eso mismo, el 13 de marzo de 1568, para suavizar las cosas, Lozada organiza un doble homenaje: Al papá León y al gobernador de la provincia, Ponce de León, y funda un caserío de unas 20 casas. Asumiendo el Santiago de León no por Santiago de Compostela, el Peregrino; sino por Santiago Mata Moros, patrón de los templarios asesino de árabes, a la cual perteneció Lozada. Los que hacen de abogados de Lozada olvidan también el libro de Juan Ernesto Montenegro, Francisco Fajardo y la Fundación de Caracas, que le otorga a este nombre la primicia fundacional en el año 1560. Título que no le es reconocido por el hecho de ser mestizo. Así mismo, no entendemos cómo se pasan por alto los libros de Nectario María. Allí se da cuenta de los levantamientos indígenas y las masacres posteriores al 25 de julio de 1567. Se reseña la carta de Alonzo Ortiz al gobernador de Coro a finales de ese año: “Estamos pacificando a los salvajes, con trampas, arcabuces, cañones, espadas y tropas de caballería, usadas en el Valle de San Francisco, hasta el exterminio de cierto rebelde que se hace llamar Guaicaipuro”. Para nosotros los revolucionarios, la Caracas insurgente se celebra del 13 al 19 de abril, con sobradas razones.

lunes, 13 de julio de 2009

El Debate (La Quinta Columna, 16/07/2009)

Por fortuna se ha iniciado un debate; desafortunadamente aún más bien tímido, sobre ¿Cuál socialismo? Creo que dicho debate no puede ser llevado a cabo despachando y descalificando como pequeño burguesa o estalinista, de una vez, a una u otra postura ideológica. Revisar la naturaleza de los procesos que hasta hoy se han reclamado del pensamiento socialista es una necesidad. Interrogarse sobre la burocratización y el fracaso del Bloque del Este, es también acercarse a los aciertos de experiencias (por micro cósmicas que estas sean) exitosas y alternativas. Es el deber del debate para que éste sea fructífero y sincero. No puede darse debate haciendo abstracción de la forma Estado que tenemos y lo que queremos construir; de las relaciones de clase en lo concreto; de la naturaleza de los bloques en pugna y por supuesto, el partido que tenemos. Algunas preguntas: ¿Hay a caso una fórmula del socialismo? ¿La planificación centralizada es antagónica a la autogestión y al control directo de los obreros y las comunidades? ¿Hasta dónde se centraliza y qué se centraliza? ¿Qué se centraliza, la planificación o el control? ¿Qué hacer con las relaciones de mando y control, con las jerarquías y la burocracia al interior del proceso productivo? ¿Qué hacer con el conocimiento y la toma de decisiones? ¿Se puede hablar de modo de producción sin hablar de relaciones sociales de producción? ¿Si la producción es centralizada y el Estado propietario, se garantiza que las relaciones sociales y el modo sean socialistas? ¿Si por el contrario, la propiedad es comunal, acaso hay una desviación y una perversión? ¿Si la propiedad no es directamente estadal, ya la planificación no puede ser centralizada y la producción controlada? ¿No hay posibilidad de mixturas o de experimentos múltiples en los que proliferen experienciarios de nueva acción; en los que se promuevan distintas formas de propiedad, y de allí un modo de producción social alternativo al capital, con participación directa e indirecta de los productores inmediatos? ¿Desde dónde se construye el Estado? ¿Cómo se produce el Estado? ¿Y la relación del trabajador con lo que se produce, con la división técnica y social del trabajo, con el tiempo de la producción y con la máquina? ¿Qué se produce, cuáles necesidades y de qué modo se distribuye? ¿Y el mercado, y el capital, y su retorno, y sus formas de acumulación? ¿Y el valor de uso y el valor de cambio, y su relación con la producción y el productor? ¿Los obreros que son, propietarios del Estado, asalariados del Estado al servicio de la producción social; obreros propietarios sin relación con el Estado; de abajo hacia arriba solamente; de arriba hacia abajo nada más? ¿Quién decide qué y en qué condiciones? En la era de las multitudes, o sea, en el arco de tiempo en el que predominan las llamadas nuevas tecnologías de la información y la comunicación y en donde la producción llamada inmaterial, supera al momento del capitalismo de primera generación; es decir, a la era de la producción fordista y tailorista, del obrero masa y del obrero técnico, directamente vinculado a la cadena operativa, ¿Se puede seguir hablando en los mismos términos de la III Internacional, como si no ha pasado nada? ¿Qué sobre la abolición del valor de uso a favor del valor de cambio? ¿ y el tránsito hacia la sociedad de la comunicación y el giro estratégico del Estado burgués, de un Estado coercitivo a un Estado del control? ¿Hay algún síntoma del metabolismo del capital que valgan la pena tomar en cuenta a la hora de discutir las nuevas formas y relaciones sociales que se tejen desde la producción inmaterial; dirigidas al control productivo del ocio y el tiempo libre? ¿Omitimos alguna pregunta de estas preguntas o más bien buscamos nuevas interrogantes que resolver? ¿Estamos preparados para el debate o perdemos el tiempo en prejuicios y descalificaciones?

jueves, 9 de julio de 2009

La Huelga (La Quinta Columna, 09/07/2009)

Los políticos y los actores pueden sufrir de narcisismo. No es nada grave, siempre y cuando la persona en cuestión sepa manejarlo, es decir, si puede, de manera discreta, asumir algunas situaciones sin llamar demasiado la atención. Esta gente suele caer en depresión, alternando rabietas con euforia acompañada de ciertas fantasías asociadas al éxito y al reconocimiento. De manera que la ciclotimia, o maniaco depresión, es permanente, expresado en síndrome de falta de atención versión ligera del narcisismo. O sea, dicho en criollo, que como su mamá no lo quería, y como en cualquier película norteamericana que se respete, lo único que queda es hacer algo desesperado o extravagante para compensar el amor primordial de la progenitora. Misión inútil, pues como dice el bolero mexicano de Agustín Lara, interpretado por el filósofo Jorge Negrete: “Como el amor de una madre no hay dos, no hay dos, no hay dos…”. Tal sicopatía resulta cómoda a la hora de explicar el abanico que va desde los asesinos en serie, hasta el llanto malcriado de un muchachito en el boulevard de Sabana Grande. Pero vayamos al grano. Dejémonos de rodeos. O sea: ¿¡Qué carajo le pasa a Ledezma?! Primero la agarró conmigo, denunciándome sin fundamentos, cada vez que se daba cuenta que no tenía ni idea de lo que le tocaba hacer. Cuando se le acabó la munición palomera, empezó a meterse con Chávez, ahora, a falta de un guión imaginativo, que lo devuelva a las tablas, se tira una girita por Washington, a fin de conseguir a un guionista, de esos que tiene la CIA. Regresa con una huelga de hambre “pret a porter”, escondida bajo el brazo derecho. Pero se equivoca de tiempo, e inicia el montaje, en el momento en el que el mundo está de luto por la muerte de un ángel de Charlie y la de Miguelito Jackson. Cuando la mayoría de la gente se prepara para ceñirse el traje de baño y pasar vacaciones. ¿Quién va a estar pensando o creyendo que Ledezma no come? Sería desventurado imaginar sólo por un momento, que la motivación tiene que ver con su solidaridad con el pueblo hondureño. Su motivación es el Business, es decir que el gobierno le baje unos realitos para hacer lo mismito que hizo al frente de Libertador…; y en segunda instancia (o quién sabe si en primera) que la candileja rutilante de la mediática, atrape alguna mueca de sus tantos ademanes desesperados. Es que el hombre muere, no de hambre, sino por ser tocado por el haz de luz del factor de Globo-visión. Como un caballo viejo, Ledezma es el último dinosaurio de la generación perezcista. Se niega a la extinción. Cual serpiente o caimán, ha cambiado de piel varias veces logrando su resurrección. Ahora por obra y gracia de los malabarismos de la democracia, dejó de ser un zombi y le tocó administrar lo que yo siempre anuncie desde su preciso momento: Un cascarón vacío. No me digas ahora que no lo sabías. Quien te precedió en el cargo, estuvo pregonando la necesidad de una ley del Distrito Capital. Pero no, Ledezma prefiere tirarse en el suelo con un berrinche y al estilo de los tres chiflados, se disfraza de víctima. Asume el papel de un personaje de Borges, para quien si la realidad no se parecía a sus deseos, allá ella. Pero uno tiene su corazoncito y sabe que a veces el rey está desnudo haciendo el ridículo. Por eso le haré una recomendación: Celia Cruz y su disco: “Que pena me da tu caso, lo tuyo es mental”; seguido de “teatro”, de la Lupe, y luego, “Consejo de Oro”, interpretado por Lavoe. La música siempre es buena terapia en casos como el tuyo. Sabemos que los afectos, así como el cariño verdadero, “ni se compran ni se venden”. Alcalde, para hacer algo por Caracas, por pequeño que sea (no hay excusa), no hace falta sino voluntad. Ya vas para un año, se te acaba el tiempo. Mientras, en la acera de enfrente, tus aliados gozan un puyero, esperando a ver si tu capricho, te saca del camino candidatural.

jueves, 2 de julio de 2009

Con lo mío... (La Quinta Columna, 02/07/2009)

No se cansan, siguen pasando cuñas estúpidas para defender la propiedad privada. Pobre cuidando a rico desde el sentido común del discurso burgués. Siempre más de lo mismo: “Con lo mío no te metas (…) Es producto de mi esfuerzo”. Pero resulta que las cosas no son de esa manera. Veamos: la fuerza del trabajo como fuente creadora de toda riqueza se pierde en las peripecias de la odisea de la mercancía en las que el dinero, por ejemplo, no es una representación directa y ontológica de la potencia del trabajo general abstracto, sino más bien de la mercancía fetichizada. En términos de Marx, el trabajo es una contradicción en relación con el capital, no es más que esfuerzo de la potencia de existir de la vida humana puesto en acto, en un espacio y tiempo determinado y para fines precisos, dentro de las severas condiciones de la voz de mando de una lógica devenida en modo, relación y forma de la producción que se expresará a futuro, cuando su resultado se unifique en la mercancía. Sin embargo, en las fases y los distintos movimientos de separación de esta fuerza, en la división social del trabajo, queda ausente su visibilidad inmediata a la hora de la relación unificada de esa potencia convertida en mercancía. Es decir, el trabajo deviene extraño así mismo. Mientras que el capital se muestra como potencia realizadora del deseo, como inmediatez y “futuro actual” de una promesa que se realiza. El trabajo es una mercancía que forma parte de los gastos de la producción y su costo será el producto de sus luchas, pues de otro modo quedaría reducido a lo mínimo necesario para que el obrero se mantenga sin extinguirse. En la fase actual del metabolismo del capital caracterizado por las nuevas tecnologías, el trabajo acelera su desintegración en las distintas fases del proceso productivo y se torna inmaterial. En esta inversión del sentido, llamada por Marx extrañamiento, no hay objetivación sino fragmentación reducida a un salario o a cualquier otro objeto que no contiene ni hace visible el trabajo que lo hizo posible. Además, no muestra de qué manera la riqueza y el capital son producidos. De este modo, la pobreza es la despreciable objetivación de la mala suerte o de las carencias personales, y tener algo se presenta como extraño al mundo de los pobres. El tener algo es mostrado común beneficio producto de un talento autónomo e independiente de la forma de adquirirlo. Así el tener pasa ser una suerte de atributo personal, algo que hay que perseguir tanto como a la virtud. Por eso la propiedad es del orden de la opacidad y la garantía de que el trabajo no tenga otra cosa que a sí mismo. El capital se asoma desde lo que esconde: explotación, expropiación, sustracción de la potencia de la vida. En cambio, se vende como consenso, como aspiración colectiva natural, como objetivo general a alcanzar. Admite que todo lo existente es fruto del esfuerzo, pero pasa intencionalmente por alto que someterse a la explotación produce para otros riqueza ganada sin ningún esfuerzo. Este giro estratégico permite la admiración y la honra del explotador, por el hecho de ser propietario y se le dota de poder. Torsión que fundamenta la conseja de las cuñas que comentamos. Así la explotación se mantiene estratégicamente protegida tras su velo trágico. Exhibiéndose desde el maravilloso misterio apetecible de la riqueza en sí misma y venida por sí misma como materialización gruesa del deseo. Esta es una dimensión de la propiedad que hay que proteger, poner fuera del alcance de “aquellos miserables que la desean sin merecerla” y que son sólo dignos de venderse a la servidumbre en palabras de Víctor Hugo, los que nunca tendrían nada y que son flojos, pues la pobreza es una suerte de mala vibra y resentimiento, digna de gente fea. Un club del que nadie admite formar parte. ¡Qué pena me dan esos señores de la cuña!

jueves, 25 de junio de 2009

La Propiedad (La Quinta Columna, 25/06/2009)

Contemplé en la tele a un puñado de gente humilde, corriendo un guión en el que confunden bienes individuales con propiedad. Sería una humorada del publicista político si su finalidad no fuera trágica: Poner a los que no tienen nada a defender a los que lo tienen todo, es decir, a luchar por su esclavitud como si se tratara de su libertad, en voz de Spinoza. En la cuña, la propiedad es reducida a un: “yo creo que”, O sea, un problema de opinión. Así, la propiedad será aquello que dicte el sentido común mayoritario, mediático claro. Lo mismo que suponer que la tierra era plana cuando la mayoría pensaba tal cosa. De manera que la propiedad privada (sobre los medios de producción, que es la única propiedad privada que existe, si al concepto marxista vamos) es una virtud social que debe ser defendida por todos como un asunto de interés general, pues es idéntica mi propiedad sobre un cepillo de dientes que IBM o Coca-Cola; y un arbusto ornamental en mi balcón es una propiedad igual a un latifundio de 84 mil hectáreas. En la cuña son defendidos por igual los estudios, el amor de mamá, el carrito regulado y el dinero del salario, así como la empresa privada que expolia el tiempo existencial de la sustancia humana. Deleuze decía que la burguesía se burlaba de los conceptos, haciéndolos tan amplios que carecen de significado, tal cual han hecho con la democracia y la libertad. “Una máquina de esta clase, puede, como el amor, cumplir la función de no definir nada y en esa misma medida, acomodarse al deseo de cada quien, para que el objeto real se torne metafísico. Una suerte de deber ser que puede juzgarse por sus usos. En lo que respecta al deseo, la propiedad es una buena nueva que iguala a los ciudadanos; sujetos que mostrarán sus marcas individuales como logros de la especie humana. Cada uno en su medida enarbolará un electrodoméstico como bandera: Una señora aparecerá en escena mostrando orgullosa sus harapos y mendrugos al lado y en perfecta armonía con el burgués, sus banquetes y lujos. ¡Sálvese el que tiene, que es el que puede! Gritará cada uno con un guiño de complicidad. Un concepto así no puede más que perder su objeto y en este sentido siempre será, aquello que deseo. Pero en la paradoja de su positividad y ausencia de toda dualidad, muestra los flecos de su inconsistencia”. La naturaleza de una sociedad, sus medios y fines, se concreta a partir de su relación con la propiedad. Ese objeto parcial, diría Kleim, que se define como totalidad del deseo y fin en sí mismo; que aspira a su autonomía como subjetividad biopolítica, es decir, que actúa desde las fibras nerviosas del cuerpo vivo. Esta es la aspiración de los paladines del consumo, que entienden a la ciudadanía como prótesis del mercado. De este modo queda abolida la temible lucha de clases, reducida a la teoría de la piñata. Competencia (siempre desleal pero encubierta) entre individuos por hacerse de mucha propiedad. La prosperidad o crecimiento de la propiedad, sería el fin en sí mismo de la existencia humana. Tener dos centímetros más de tierra sobre mi vecino su epifanía. Este no concepto, este despropósito del pensamiento, esta aberración, es, créalo o no, el paradigma fundante de la ideología burguesa y desde allí, se desprenden en cascada otros conceptos como los de familia, estado, sociedad, educación, etc. Última imagen de la cuña. Un trabajador a punto de abordar una penosa camionetita de pasajeros. Dice: “La propiedad es todo aquello que logramos con nuestro esfuerzo”. Lo imagino jadeante y feliz, al hacerse a codazos, merecedor de un asfixiado espacio, luego de un estrujarte esfuerzo personal. Será arrojado en otra de sus propiedades: “Su puesto de trabajo”, tan suyo como la voz de mando que algún día ordenará su despido.

jueves, 18 de junio de 2009

La Crítica (La Quinta Columna, 18/06/2009)

El pensamiento de Mao Tse-Tung, es una mezcla de ortodoxia marxista, con religiosidad y orientalismo milenarista. Con todo, Mao abrió el debate crítico y autocrítico en una China cruzada por el atraso y asolada por la guerra; práctica que luego fue abandonada por la burocracia y sus purgas permanentes. No está de más revisar las precondiciones que establece para que la crítica sea certera y logre el objetivo. La crítica, al igual que la información, debe ser oportuna y veraz. Es decir, debe tener conciencia del tiempo político, del lugar y de las condiciones para su ejercicio, mientras es lo menos subjetiva posible. “Cabeza fría y corazón caliente”, recomendaba. Habla de métodos correctos de trabajo y dirección, y sobre el tono que debe tener la crítica para que sea comprendida y aceptada. Un modo petulante de parte de militantes presuntuosos, decía, es fácilmente mal interpretado y rechazado por las masas y por aquellos a quien va dirigida la crítica. “Quien no sabe sobre el terreno, no tiene derecho a hablar. La pose intelectual es tan perniciosa como el rechazo automático a la crítica. Se trata de un arma de doble filo que debe ser utilizada con destreza y honestidad, pues bien puede acabar con la enfermedad o con el enfermo dejando viva la enfermedad. Mal utilizada se convierte propaganda para el rumor y el corrillo, el atraso político, la desmoralización, la desconfianza y el desprestigio. Bien utilizada es un faro que orienta el camino sobre la marcha. Debemos deshacernos del mal estilo, el tono consejero y condescendiente y conservar el bueno, que consiste en crear las condiciones adecuadas para que, como dijera Lenin, sople el viento fresco de las discusiones francas, sin el chantaje de no criticar porque las condiciones no están dadas. Hay una máxima popular china que reza: Acepta toda crítica como una advertencia. Corrige los errores si los has cometido y guárdate de ellos si no has faltado. La crítica y la autocrítica es el reflejo de la lucha ideológica entre lo viejo y lo nuevo. Si no hubiera contradicciones en el partido ni luchas ideológicas por resolver, la vida del partido tocaría a su fin. Por eso hay que tratar de hacer del partido un espacio y un ambiente propicio, para que se abran diez mil flores y que el último de los campesinos se sienta cómodo y sea capaz de hablar con el intelectual en las mejores condiciones democráticas y de igualdad, sin que nadie saque provecho de su posición, rango o formación intelectual, para que reine un diálogo frontal pero sin descalificaciones y todo el mundo diga lo que tiene que decir, esto es, atacar la enfermedad para salvar al paciente” (Congreso de 1945). “Estamos en la lucha ideológica activa, pues ella es el arma que garantiza la unidad interna del partido en beneficio de nuestro combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuñar esta arma. Pero el liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y filisteo, que conduce a la degeneración política de ciertas entidades y miembros del partido, que apelan a la presión, la mentira y el chantaje” (Contra el Liberalismo, 1957). Otro error que critica Mao, es el subjetivismo. “Pretender que lo que yo critico es cierto sin dar chance al otro de defenderse y argumentar. Mirar el árbol sin contemplar el bosque, o dar una ojeada al bosque y asumir inmediatamente la actitud del experto que pontifica, es subjetivismo. Si nos dejamos llevar por las apariencias y fustigamos a los camaradas por lo que escuchamos, seremos imprudentes y pasaremos por alto las cuestiones importantes enfocándonos en las mezquinas, concentrándonos en defectos de poca monta. Si la crítica toma este camino, nos volveremos tímidos y cautelosos por miedo a ser criticados”.