jueves, 17 de abril de 2008

Abril (La Quinta Columna, 17/04/2008)

Abril

Estudiar matemáticamente el paisaje para comprender el acontecimiento, tener conciencia del clima y de sus turbulencias (especialmente el clima político), es la recomendación del filósofo Vattimo. Para comprender la historia no hay que ser historiador, hay que actuar rápido y comportarse como un geógrafo. Saber reconocer la influencia de las alturas, las depresiones, las convergencias inesperadas y las bifurcaciones del terreno. Cartografiar los devenires, sus contradicciones y afinidades. Será histórico aquello que marca una región del tiempo sin detener su recorrido. El evento siempre presente y por ello atemporal y paradójicamente, en segundo movimiento, también transhistórico. Ello implica cierta actuación de los espacios distribuidos para una peculiar composición de hombres; sus tecnologías, encadenamientos, aparatos de Estado, mobiliarios, lealtades, traiciones, omisiones. Ademanes como un silbido, un escrito, el movimiento de la mano y por supuesto el heroísmo, la apuesta por una poética discursiva común. No olvidemos colocar lo simultáneo y algo de caos para explorar los azares. Historiar es una suerte de capacidad ubicua. Sincronizarse con la simultaneidad de lo que llamara Deleuze “el régimen pasional de una época”.Colocarse en la travesía de la fecha, en las nomenclaturas y nombres que va anunciando, las formaciones discursivas a que da lugar cuando se erige en referencia que actúa como un pico o meseta que se comunica al borde de su propio límite con otras eras y así se actualiza saliendo de sus limitaciones fragmentarias, haciéndose archivo, memoria.
Los momentos fechados son montañas tapizadas de mil caminos que se abren en pulpo a multivocidad de conexiones. De ellas surgen danzas rituales y nuevos movimientos que reproducen momentos e imágenes asociadas a una narrativa. Son síntomas y fiebres; fracturas que nos permiten mirar a través, hacia delante y hacia atrás. Lo que miramos por la rendija es un trazo arqueológico que podemos llamar “idea”. Cuando eso ocurre, en términos bergsonianos, hemos logrado “la conexión” con lo particular, con la verdad de un momento que se auto trasciende y se hace universal. Todas estas piezas sueltas hacen máquina con el presente y constituyen un devenir, que podríamos llamar el espíritu de una época. Weber llamaba a estos ratos: “momentos bisagra”. Auténticas inflexiones que tuercen recorridos, que asaltan con su emergencia toda cotidianidad. Instantes que logran que sus protagonistas rivalicen con la muerte. Tales intensidades son siempre elecciones que contestan contra el poder y la opresión. Son “líneas de fuga” que se atreven a otras trazas, como quien en una tormenta se arroja al mar. Arrojamiento tan asociado a la vida, como a la locura o la muerte. Miller aseguraba que podía toparse con ellas en cualquier molécula o fibra nerviosa: “en la tensión de los hilos de una tela araña”. Melville nos habla, en Moby Dick, de “una línea de ballena que puede arrastrarnos, aplastarnos o estrangularnos”. Líneas que pueden mantenerse mucho tiempo sumergidas, pero cuando salen de nuevo a la superficie y se hacen visibles, irrumpen y se despliegan con infinita fuerza. Ellas crean zonas amigas desde donde es posible resistir, respirar, apoyarse, luchar, sonreir. En fin, vivir de nuevo. Habría que ceñirse a esta epistemología para poder leer el hermoso y largo día que nos cubre desde aquel 19 de Abril de 1810.

jueves, 10 de abril de 2008

Yesenia (La Quinta Columna, 10/04/2008)

Un nombre a veces no nos dice nada. La misma ocurrencia la tienen las palabras. ¡Cuidado cuando se mezclan, entrecruzan y hacen metonimia con los prejuicios!
Once de abril del 93. La reunión no terminó tan tarde. Como de costumbre se despidió de sus camaradas y se marchó por el camino de siempre. Fue sólo en el instante del disparo, cuando supo que estaba irremediablemente en manos de la muerte. El informe forense indica que Chris Hani recibió cientos de golpes y un tiro en la cara antes de abandonar este mundo. Horas después, sus asesinos fueron capturados celebrando, borrachos, en un bar de Pretoria, frecuentado por militantes de la juventud Apartheid de Sudáfrica. En su defensa argumentaron que lo hicieron porque se trataba de un comunista. “Negro y comunista, entonces merecía morir”. Comunista: Un nombre que no es cualquier nombre común. Término que para algunos resulta temible, doloroso y por ello también abominable. Pudo haber sido Judío, Musulmán, o qué se yo… Chris Hani había decidido abandonar el CNA y con ello cualquier cargo o prebenda, para consagrarse de por vida al peligroso oficio de darse a los demás por entero, haciéndose comunista, lo que en la Sudáfrica del Apartheid era igual que jugar con la muerte.
A eso de las cuatro de la tarde del 11de Abril de 2002, Yesenia Fuentes, se encontraba en las inmediaciones de Puente Yaguno, en una manifestación pacífica permitida, en respaldo al presidente Chávez. Recibió un disparo en la cara. Paradójicamente, Yesenía corrió con más fortuna que Chris, pues ese día, decenas cayeron muertos o quedaron gravemente lesionados de por vida por ser bolivarianos. Otros tantos, del lado de la oposición, también resultaron heridos o muertos, por prestarse a la aventura de la intolerancia, de manos de alguno de aquellos involucrados en el Golpe de Estado. Las transmisiones de radio de la PM de entonces, decían: “Dispárenle a la chusma” y los canales de TV satanizaban hasta la condena a muerte a todo aquel que simpatizara con Chávez. Demostración para la historia y la memoria de que aquí también hay fascismo para rato.
Luego las cosas se fueron aclarando poco a poco y los que gritaban furibundos: “!Prohibido Olvidar¡” se dieron a la fuga y se sumieron en las aguas profundas del olvido instantáneo.
Diría el maestro Derrida que, la vida y la muerte siempre únicas, son un paradigma; más que un símbolo. “Y es esto lo que un nombre propio debe nombrar”. De cuando en cuando me topo con Yesenia. Ahora consagra su vida a un apostolado. Es miembro de ASOVIC, la organización que agrupa a las víctimas del 11 de Abril. En esos encuentros no puedo evitar la emoción. La recuerdo con el rostro ensangrentado, en la madrugada del 12 para amanecer el día 13, en las afueras de Miraflores, exigiendo el retorno de Chávez. No se confundió, no se escondió. Dejó a sus muchachos con su mamá, pasó por varias funerarias y se vino a la calle con los que no tiene privilegios ni rostro ni voz, mientras otros, tal vez los asesinos, celebraban borrachos en la quinta La Unidad. ¡Qué valor y qué entrega la de Yesenia! Para Chris hubo justicia. Aquí Yesenia sigue esperando. Algunos nombres comunes contienen fechas y acontecimientos que son como tatuajes en el alma. Al respecto Derrida nos dice: “Alguien, como usted o como yo, se adelanta y nos dice que quisiera aprender a vivir por fin. Hay que contestarles: ¡Qué aprenderías? ¿Y de quién?”.

jueves, 3 de abril de 2008

Yo en El Otro (La Quinta Columna, 03/04/2008)

El poeta Valery decía, maravillado, que “en La Modernidad, la realidad es todo aquello que se soporta así mismo como por arte de magia”. Qué diría el poeta si conociera La conchupancia cómplice existente hoy entre política y mediática. Se cumple así de algún modo la profecía de Oscar Wilde, en El Retrato de Dorian Gray y su doble transferencia.
¿Cómo es posible que algo así ocurra? Veamos. La incompletitud o comprensión de la carencia, la conciencia de una existencia incompleta, precaria y prematura, que no permite caminar por sí mismo, produce en muchas especies la identificación camaleónica, en busca de seguridad y protección, un fenómeno conocido como mimetismo, operación por medio de la cual se adoptan los comportamientos, figuras o colores del otro o del entorno. Podemos hacer una traslación de este fenómeno a la vida humana. Ciertas poses y sus mascaras consiguen una explicación a partir de la teoría de J. Lacan, sobre “El estadio del espejo”. Aquí también se trata de un proceso mimético que opera por captura imaginaria de un objeto, por parte de un individuo, que termina aferrándose a una imagen externa a él. Este proceso de “identificación alienada” con el objeto externo, termina por sustituir la visión que debe tenerse de uno mismo. El individuo subsumido en una imagen, puede, ya entrado en personaje, hacer cosas y adoptar conductas que de otro modo no asumiría.
Pero esta metamorfosis se paga cara. Al ocupar el lugar del otro, es decir, al asumir una imagen, dejo de ser yo. Si ocupo el lugar de otro, cuando a él lo acaricien sonreiré y cuando lo golpeen lloraré. Sí el otro quiere algo yo también. Atrapado en la burbuja de una imagen ajena y ya fuera de mi mismo, surge la “alienación esencial”, el Yo en el Otro lacaniano. Entonces, por ejemplo, como por arte de magia, de la bocota de ciertos políticos surge la consigna: “con mis medios no te metas”.
El Yo, sede del narcisismo, se dispara y se coloca en otra parte, produciendo un estado de fragmentación e inautenticidad que oculta la inmadurez y la profunda desunión constitutiva de muchas perturbaciones. En resumen, transferir el Yo a otra parte, por ejemplo, a un medio de comunicación, permite presentar la inmadurez y falta de rumbo, como su contrario y la desunión fundante de ciertos grupos como unidad, ocultando la profunda fragmentación constitutiva de ese sector social. Por último, como no existo sin el medio al que me transfiero y con el cual me identifico, es él quien dirige mis acciones y decide mis intereses. Mi vida se mimetiza con la suya, haciendo desaparecer en mi, cualquier otra lealtad política.
“Ten cuidado con la imagen”, alertaba siempre el psiquiatra y filosofo francés, Jaques Lacan. Esta precaución debería ser el norte de aquellos que reducen su acción política a la recurrente exposición mediática, particularmente los políticos de la derecha que ya se lanzaron en feroz campaña. Pero ¡ojo caro lector, no te dejes confundir, ellos no son ellos! La imagen que aparece en pantalla es un espectro del propio medio que como manipulador del muñeco de un ventrílocuo, hace hablar a sus propios intereses por boca prestada. Diría Teodoro Adorno, “en los medios, lo real es lo no verdadero”.