miércoles, 15 de noviembre de 2006

CRÍTICA DE LA RAZÓN MEDIÁTICA
PRIMERA PARTE. Ensayo II

II

UN EJERCICIO SOBRE MATERIA OSCURA Y AGUJEROS NEGROS, VIRUS Y ADN

Una manera de buscar agujeros negros,
consiste en conseguir materia que gire alrededor
de lo que parece un objeto compacto e invisible de gran masa…
Para ello, precisaría conocer la parte de ella que hay ya en su interior.
Esta contiene parte de la información de lo que cayó dentro.
La cantidad de información puede ser grande,
porque un agujero negro de masa y velocidad de rotación
determinadas puede ser formado a partir de un número muy elevado
de diferentes conjuntos de partículas.

S. Hawking
Para comprender qué es lo que, en fin de cuentas, es la (re)producción, necesitamos de nuevos repertorios teóricos y de audaces modelos que nos permitan construir metáforas interpretativas (Derrida), para la aproximación a los eventos. En ese sentido, hemos escogido la polémica idea de la materia oscura o éter para explicar el fenómeno de funcionamiento de expansión del dispositivo información-comunicación y su contingente gravedad-antigravedad como lógica de la reproducción.
La idea de actualidad como eterno presente, como futuro actual desplazado o tiempo actual descentrado, forma parte del universo mediático y es pieza clave en el dispositivo información-comunicación, lugar-tiempo que crea el concepto de opinión pública y todo su régimen derivado, el cual se comporta como campo de fuerza en expansión, al que llamaremos gel mediático. Veamos a qué epistemología nos referimos en esta aproximación por analogía.
Energía y masa son caras de una misma moneda, decía Einstein, y el cosmos no tiene un reloj universal ni un marco de referencia común. El tiempo y el espacio son relativos y fluyen de manera diferente para cada objeto, dependiendo de su movimiento, de las fuerzas que lo impactan y de los azares y ocurrencias vinculadas en un tejido flexible de cuatro dimensiones al menos, al cual la materia, por gravedad, curva y deforma. La atracción de los objetos que llamamos gravedad, es sólo materia que se desliza por sobre las curvaturas del tejido del espacio-tiempo por efecto de súper fluidez1. ¿Pero, de qué está hecho ese tejido?
A la densidad “medible” de dicho tejido, algunos la denominan materia oscura. Sobre la materia oscura, hay muchas especulaciones y también recientes descubrimientos que hablan de un nuevo efecto gravitacional como, por ejemplo, los efectos de los mundos espejos, los universos paralelos, la radiación electromagnética de fondo y toda una gama de nuevas fuerzas que determinarían la contracción o expansión del espacio-tiempo y el así llamado efecto inflacionario.
El paisaje del universo es un término recientemente acuñado por el físico Leonard Susskind. Parte del requerimiento de 9 ó 10 dimensiones adicionales para la existencia de las cuerdas y supercuerdas, con todo y la teoría que la sustenta. Las cuerdas serían tensores enrollados y envueltos sobre sí mismos, de 10 a las 500 formas posibles, lo que le da una estable configuración al espacio-tiempo, número de partículas y a la energía del vacío o energía oscura (que podría diferir de lugar en lugar y no comportarse como una constante, pero la suma del paisaje si produciría valores totales).
De modo que la denominada constante cosmológica de Einstein, podría ser de nuevo un elemento para tomar en cuenta, precisamente como constante, como hoy reconocemos la idea del espacio-tiempo y, finalmente, quedar reivindicada; así como el inflatón, por ahora partícula hipotética, que podría ser una suerte de efecto adicional separador o aglutinador de los eventos cosmológicos, según se tome. Lo que haría del vacío, al menos, un tema operacional distinguible de la nada2.
En este sentido, algunos físicos teóricos aseguran que la materia oscura del vacío, no es eternamente expansiva; es, por el contrario, equilibrio, pues se cumplen las tres leyes fundamentales de Newton: gravedad, fuerza, acción y reacción, aunque no exista una “masa” inmediatamente “medible” como objeto cuantificable.
Los laboratorios Bell descubrieron en 1964, que el cosmos está inundado por un mar de radiaciones de microondas espesas. En 1980, Alan Guth, desde el MIT, dio un fuerte impulso a la física de partículas, las cuales se comportarían como enjambre, campo de fuerzas espeso, que aseguran un emparejamiento entre materia y energía en el universo.
Este es uno de los puntos de partida de la teoría inflacionaria o total del universo, que ha permitido entender la idea de aplanar la curvatura del espacio-tiempo del cosmos, tal y como Einstein lo predijo. Y hoy los satélites lo comienzan a detectar, con mediciones precisas de las microondas cósmicas sueltas y en inflación.
Los así denominados objetos extraños de partículas y de ondas, descritos por el físico hindú, Subrahmanyan Chandrasekchar, en 1931, comienzan hoy a ser “observados”, lo cual confirmaría la existencia de objetos comprimidos súper masivos o agujeros negros por donde «se fuga la energía excedente del universo» para retornar como Quazar, lo que plantea también un desafío al llamado modelo estándar, que explica las distintas interacciones producidas en el microcosmos.
Así mismo, el llamado campo de Higgs, es todo un reto. Esta teoría consiste en imaginar partículas de vacío llenos de un campo de fuerza de nada. Sobre este tema hay un ardoroso debate que abre al siglo XXI, lugar del tiempo en donde también se comienza a hablar de «materia blanca».
El físico hindú Chandrasekchar, aplicó a una estrella, las ecuaciones de la relatividad general especial y, simultáneamente la mecánica cuántica, advirtiendo que una gravedad especial podría actuar sobre ella y comprimirla hasta convertirla en un punto más del universo; un punto aplastado por la energía emanada por cuásares y pulsares, rayos X y gamma, las partículas de honda Z, W, destellos de estrellas de neutrones y otros objetos colapsados; si los mismos dirigen su energía en una misma dirección precisa.
Este modelo ha servido, desde entonces, para orientar la búsqueda del contenido del vacío. I. Prigogine, representa en sus ecuaciones, al vacío «como un campo fluctuante no simétrico que produce masas ligeras o pesadas» de un tiempo latente que está siempre aquí actualizándose.
Hoy sabemos que el universo está lleno de fuentes de energías «extrañas y titánicas» que se debaten entre sí y crean campos diagramáticos de tensiones. Ha resultado que estos efectos de campos permiten «pesar galaxias» que contienen a su alrededor más masa de la que se puede medir y observar a simple vista. A esta medición se le llama «lente gravitacional» y hoy se cree que alrededor del 90 % de la masa del universo procede de ese “allí”, que no se puede encontrar en ninguna forma conocida de materia, pero existe e influye de manera decisiva en todo cuanto ocurre, tanto estirando como acelerando los juegos existenciales del universo. Este efecto no sería otra cosa que un tejido multidimensional de supercuerdas llamadas branas y p-branas.
Algunos físicos teóricos toman estas aproximaciones como punto de partida para una teoría unificada de la ciencia. Se trataría de una fuerza impulsora o antigravedad, en términos del cosmólogo Macahel S. Turner, que influye en el comportamiento de las cosas y que no puede encontrarse ni descubrirse por ahora a simple vista. La materia oscura así pensada, es la responsable de la arquitectura oculta del universo y el efecto de las lentes gravitacionales, es una de las pocas formas prácticas de “verla”.
Prigogine nos habla también de la confirmación reciente de descubrimientos realizados en 1965. Se refiere a un universo formado de la singularidad de fotones por sobre los cuales navegan los bariones, ligados a la radiación de fondo del cuerpo negro. F. J. Dyson dice que las fuentes de expulsión de rayos X y los torrentes de emisión de rayos X binarios, nos hablan de materia oscura, así como evidencian la existencia de agujeros negros en las galaxias. Estos últimos, son lugares que succionan toda la energía en cualquiera de sus formas y comprimen el espacio tiempo. Esta figura, también nos sirve y la utilizamos a la hora de construir nuestro modelo y de referirnos a la producción y al consumo de actualidad por sobre gravedad y saturación. La substracción de las memorias, por ejemplo, obedece a esta lógica.
Las ondas gravitacionales remanentes de la materia oscura están siendo medidas hoy por gigantescos detectores al sur de Washington, en Luisiana y al sur de Pisa, en Italia. Estos hallazgos y los modelos analógicos que ellos sugieren, nos permiten construir un dispositivo teórico nuevo para acercarnos al estudio de las turbulencias no visibles y las densidades medibles de los campos o ambientes de opinión de la máquina información-comunicación que llamaremos éter simbólico, o gel mediático. Nada que llena el vacío en el significante Amo.
Para ello, nuestro punto de partida es el de las reconfiguraciones de la dominación en la sociedad actual. Es decir, el hecho de que las formas de la dominación se van convirtiendo en diagramas de zonas de gravitación y control generalizado, a partir de nuevas instituciones blandas, dúctiles y ubicuas, a veces efímeras, que forman parte del gel mediático en donde ahora ocurre la semiosis social (Verón) de la significación.
La condición gel de la mediática habla de una zona metaestable que llena las distancias y ocupa el vacío social, una tensión, una intensidad variable de inestabilidad social permanente, una suerte de gravedad invisible que hace redes de cuerdas de nubes espesas, espacios turbulentos de opinión, actualidad, información; como expresión del efecto de superficie producido por el dispositivo comunicación-información, actuando como régimen de sentido dominante.
Esto garantiza la estabilidad inestable, “el equilibrio” gravitacional del capital y su lógica, la inteligibilidad discursiva de sus significantes devenidos en signos. Podemos imaginar el magma en el centro de la tierra, o la materia oscura del éter. Dice también de un espesor sinuoso de líneas de cruce, un espacio-tiempo social, movedizo y de un conjunto de texturas que se cruzan y mezclan en el despliegue incesante de la producción de sentido de la actualidad.
Esta es la materia prima del dispositivo información-comunicación, en la era en la que la producción inmaterial desborda a la llamada producción material, la subsume y la contiene, sin liquidarla, manteniéndola como referente simbólico opaco, estimulándola de manera que siga siendo el referente imaginario del simulacro.
Para comprender el movimiento de propagación del dispositivo información-comunicación, echamos mano de la lógica de lo viviente, como dijera F. Jacob. Trabajamos el modelo derivado de la bioquímica de la vida. Esto nos colocó al interior de procesos tales como la intensidad vital de la inmunidad de las cepas bacterianas lisogénicas, invulnerables a la infección por contaminación a partir del contacto con nuevas partículas mágicas, es decir, de cualquier orden distinto a sí mismas.
Así mismo, nos aproximamos también al comportamiento de los plásmidos, el descubrimiento del ARN mensajero, en las células y la síntesis de las proteínas; la reciente secuenciación del genoma, las llamadas mutaciones y la forma como se rompe de manera química o mecánica una cadena de ADN, produciendo trozos más pequeños llamados enzimas de restricción que rompen la lógica del sistema conservativo del ADN, causando cadenas mutantes.
Todo ello nos acercó al problema de la reproducción, la transformación y la conservación de la lógica del capital. Es decir, afirmamos que, en efecto, el capital y sus formas ampliadas de circulación cubren un arco que obedece a dinamismos que tienen una lógica metabólica que actúa por infección y propagación, por síntesis y fragmentación, por corte y estriaje. Por lo cual el modelo anteriormente apuntado nos servirá en lo adelante para explicar el momento actual de la mutación de dicho metabolismo hacia otros tiempos-lugares de auto reproducción del capital como lógica de su propia existencialidad.
Del mismo modo, penetramos los misterios de las fluctuaciones estadísticas medibles en cada factor de la herencia (Mendel); las combinaciones posibles de proteínas enzimáticas que catalizan las reacciones del metabolismo y los fenómenos de variación de la herencia por efecto de la incorporación o modificación de un radical químico o una radiación. El fenómeno de variación, es ampliamente conocido en lo que se acepta comúnmente como evolución, salto, mutación o extensión.
Finalmente, la forma semicircular del cromosoma bacteriano y su relación con el universo viral, nos dio la clave para acercarnos a una teoría de la propagación de los agenciamientos informativo-comunicativos; los cuales asimilamos al modelo bioquímico de la vida y a su devenir, como veremos. Comprendimos así, al dispositivo información-comunicación y sus distintos agenciamientos de sentido, actuando por lógica de infección viral. El modo de producción biopolítica apareció entonces, más claro ante nuestros ojos. Estábamos cerca de otra mirada.
Lo que pretendemos desde allí, es hacer-nos de un modelo que tome a su cargo lo real, en el instante en el que la producción inmaterial y su circulación son el soporte hegemónico del modo de producción; cuando, como dijera Marx3, «todo lo sólido se desvanece en el aire» y es opacidad e ilusión: cuerpo social recuperado por un nuevo régimen de sentido y su dispositivo, con todo y sus campos de prácticas asociados. Este es el momento de El Capital como (re)producción pura de sí mismo. Como presente puro, como estado de realidad permanente. Vale la metáfora de Alicia y el espejo, pues detrás de él no hay nada.
Esto quiere decir que las cadenas de sentido, los repertorios de los aparatos interpretativos, los sistemas de enunciación, las pretensiones de verdad de la civilización son ya (re)producción, es decir, puro estado de realidad de una lógica de sentido. El capital lo único que produce es la condición de posibilidad de la existencia de sí mismo, su propio metabolismo, instalándose de manera parásita y gobernando todo cuerpo.
Así mismo, a partir de estas afirmaciones, podemos asegurar entonces, que nos encontramos en un momento en que los pactos sociales de entendimiento se remecen, marcados por nuevas eventualidades que devienen en nuevas tecnologías del yo; descentradoras y disipadoras, energías modelizadoras anunciadoras de un nuevo individuo social desafiliado de la performatividad legitimadora de las formas tradicionales de mitificación y ritualización, que incluso nacen perversamente y en contra de todo pronóstico del deseo dominante, desafiliadas del poder, tal y como éste fue entendido en términos tradicionales4.
Se trata, entonces, de hacernos cargo de la existencia de nuevas fuerzas de descentramiento y desencantamiento y de un nuevo movimiento en ese sentido que, desde la producción inmaterial como modelo hegemónico dominante, actúan hoy sin que la teoría sea capaz de construir los aparatos interpretativos y traductores para detectar tales objetos.
En ese movimiento, para nosotros, la mediática y sus operadores terminales, los medios, son la expresividad de un conjunto estriado de campos de efectos de superficie, de producción de sentido por supergravedad, de la derivación de un gel que hace posible el funcionamiento del dispositivo información-comunicación por medio de agenciamientos de propagación por contaminación o lógica viral.
Esta lógica reconfigura las nuevas maneras de relacionarnos con el mundo, con los otros y con nosotros mismos, pues toda relación, como lo ha analizado Martin-Barbero, es mediación massmediáticamente construida. Por esto, la mediática también implica la emergencia de nuevas formas de ver, pensar, decir, hacer y sentir, cambiando radicalmente las experiencias espacio-temporales, y creando una «nueva cotidianidad», en relación con las formas administradas de control del gobierno del capital y sus dispositivos massmediáticos. Los modos y mundos de la vida nuevamente sufren la presión interior de la gran transformación de las relaciones productivas que impactan el espacio-tiempo de la construcción de subjetividad.
Al respecto, Žižek asegura que la perspectiva de “la aldea global” de la información, podría estar también marcando el fin de las relaciones de mercado, a secas, relaciones que por definición están articuladas a la lógica de una demanda insatisfecha debida a la proliferación del deseo sobre la escasez de respuestas. Lo que estaría ocurriendo es una mutación en el modo mismo de producción colectiva de subjetividad, que prepara el terreno a una nueva forma de mercado, dispuesta a mudarse al territorio de la oferta superabundante, a crecer sobre su propio límite, como el cáncer cuando hace metástasis.
Momento mutante que hace estallar al deseo sobre sí mismo, hacia lo otro, por autofagia, por lógica de agujero negro; en un movimiento que Marx llamó modo. Concepto que sigue operando desde el fantasma de Spinoza: «…cuanto más me acerco a los límites de mi potencia actual de mi condición finita, a la sustancia divina de la cual yo sólo soy un modo» (una expresión de su geometría de las pasiones).
Siguiendo en este punto a S. Žižek, puede sostenerse que la condición actual del mundo permite reafirmar la sentencia de Marx según la cual el límite del capitalismo es el capital mismo. El límite intrínseco al propio proceso que coloniza cada nuevo terreno, ha llegado. Y este límite que no es sólo geográfico y económico, sino también cultural, político, psíquico, ético; erosiona cualquier contenido sustancial del que busca alimentarse el capital.
De modo que cuando el capital ya no encuentre fuera de sí ningún contenido sustancial del cual apropiarse, se desplegará un proceso que habrá de desembocar en algún tipo de explosión o implosión. Por esto, como afirma Žižek hay que tomar en serio «la metáfora de Marx, según la cual el capital es una entidad vampírica». Capaz de devorarse a sí mismo.
Las explosiones ya comienzan a sucederse en todos los mundos y esferas posibles, pero sobre todo en la proliferación de micro-físicas socio-culturales con los cambios de rutinas en las metrópolis, las zonas de tránsito, la reclasificación de los pobres, los horarios, el trabajo5, las especialidades, las jerarquías, el disciplinamiento, los espacios para la mujer y la familia, la escolaridad, el espacio público y su uso, la diversión y el entretenimiento, la representación sobre lo que es o no legal o peligroso, las nuevas sexualidades, las jergas urbanas, los ritmos estético-kinestésicos, etc.
Contundente señal de tal explosión es la actividad de producción y reproducción de los flujos y recortes de lo mediático al interior de la máquina cultural (Guattari), que atraviesa transversalmente y desde las distintas esferas de sentido que conforman lo social. Por ejemplo, problemas de siempre, como la legitimación y la representatividad, se despotencian y cobran una dimensión dramática y crítica, en la medida en que lo político, como escenario cultural de interacción, se reconfigura por las crecientes mediaciones massmediáticas, particularmente, la radio, la prensa escrita, Internet, La TV y otras zonas superficiales de la mediática que saturan de realidad y actualidad la lógica de la vida.
Sin detenernos demasiado, todo ello reactualiza a lo político mediatizado, como un no lugar (Augé), y a la esfera de lo político como un espacio por refundarse. O, en todo caso, como lugar desplazado y contaminado también por los cambios, como veremos más adelante. Es decir, como esfera productora de sentido, que ha abandonado sus territorialidades tradicionales, para existir hoy como espacio desplazado al interior de la subcultura mediática, o como un parásito del “agregado cultural”.6



1 Sugiero, al respecto, la lectura de R. Feynman, La conferencia perdida, Metatemas, Barcelona, 1998.
2 J. Arnau, asegura que una reflexión mucho más compleja que la elaborada por occidente, surgió en la India en el siglo II, por el filósofo y monje budista Nãgarjunã. En La palabra frente al vacío, Fondo de Cultura Económica, México, 2005.
3 La tradición de pensamiento marxista, como cualquier otra, no es algo homogéneo y estable. Esto es así no sólo en el sentido obvio de que ha sufrido reformulaciones cruciales alo largo de su siglo y medio de vida, sino también, y de manera fundamental, que su historicidad no responde nunca exclusivamente a sus impulsos y problemáticas inherentes. Esta se ve atravesada de cabo a rabo por las recomposiciones más vastas en los regímenes de saber que se produjeron en su transcurso en el pensamiento occidental. El pensamiento marxista viene, de este modo, a reinstalarse sucesivamente en diversos nichos epistemológicos, se reconfigura en función de las diversas epistemai que definen, en cada momento dado, las condiciones de inteligibilidad de los fenómenos. En definitiva, éstos proveen la red teórica de base a partir de la cual se relee también retrospectivamente el pensamiento de Marx y se reformula su legado. E. J. Palti, Verdades y saberes del Marxismo, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. p. 92.
4 “En efecto, la coyuntura es cantidad, en tanto la potencia es cualidad. Pero la una no puede transmutarse en la otra. Es natural que desde la mirada estadocéntrica surja, entonces, la pregunta sobre la utilidad de la potencia. Como la emancipación, la potencia no es útil, no puede metamorfosearse en valor de cambio en el altar del mercado político. Durante los momentos insurreccionales la movilización disuelve las instituciones, tanto las estatales como las de los movimientos sociales. Las sociedades en movimiento, articuladas desde el interior de su cotidianidad, fisuran los mecanismos de dominación, rasgan los tejidos del control social, dispersan las instituciones; dejan, en resumidas cuentas, expuestas las fracturas societales que la misma sociedad, al moverse, al deslizarse de su lugar anterior, pone al descubierto.” R. Zibechi, Dispersar el poder. Tinta y Limón, Buenos Aires, pp. 27-33.
5 A. Gorelik, Adrián, Miradas sobre Buenos Aires, Siglo XXI, México, 2004.
6 M. Bisbal, Pensar la cultura de los medios, UCAB, Caracas, 1999. Este concepto captura sin pretenderlo, la idea de J. L. Borges, quien habla de la realidad como la última y más temida ficción.

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