jueves, 5 de noviembre de 2009

El Guaica (La Quinta Columna, 05/11/2009)

Un nombre es muchos nombres cuando nombrarlo no designa ya a un individuo. Un nombre propio puede nombrar una era y ser incluso una vía de transporte que actualiza el pasado y lo hace memoria. ¿Quién es ese personaje que se entronca con lo sagrado, con la imaginería popular y que resuena en las conciencias? Es el mismo que causaba terror entre los invasores colonialistas cada vez que era nombrado. Fue adoptado por Catuche, Jefe guerrero de Los Teque-Caracas, una nación Caribe-taima. Lo encontró vagando entre los cadáveres de una batalla, buscando a su padre. Apenas tenía seis años. Lo prepararon para que fuera el más puro de los Guaicas, pero la muerte de Catuche lo puso al frente de la historia. A los 19 años ya era el horror, y lo fue por 24 años más, hasta 1568, año probable de su asesinato, fecha que hoy honramos. Lo que queremos destacar es que este hombre de vivaz y divertida inteligencia, que gustaba jugar bromas al enemigo, se guiaba por un programa al que los invasores llamaban “El programa salvaje”. Logró aglutinar a 26 naciones indígenas al interior de una confederación, saltando toda suerte de diferencias y rivalidades; alcanzando treguas, asegurando una alianza estratégica que, aunque debilitada, se mantuvo hasta más allá de su muerte. Detengámonos por un momento en las avanzadas concepciones políticas de Guaicaipuro: 1) Alianza de sangre. Todos hermanos si aceptaban el programa. 2) Respeto al liderazgo, la autonomía y las tradiciones de cada pueblo, incluida su lengua. 3) Unidad y rotación de responsabilidades en las faenas agrícolas y la caza. Cada pueblo colaboraría de manera proporcional a sus capacidades y necesidades, con el esfuerzo de guerra. 4) División territorial, respeto por las destrezas militares de cada nación y unidad de mando en el combate. 5) Intercambio de objetos, conocimientos y saberes como parte del esfuerzo de guerra. 6) Defensa hasta la muerte de esos conocimientos, de las mujeres y los niños. 7) Creación de espacios comunes para ser explotados en términos de igualdad por la confederación. 8) Autonomía funcional de los mandos regionales y disciplina obediente al mando central. 9) Sentirse parte de la tierra y del universo y adorar a la tierra como único elemento religioso obligatorio. Guaicaipuro decía: “La tierra no es nuestra somos de la tierra, no defendemos nuestras tierras. Somos la madre tierra que se defiende”. 10) Formación de un poderoso ejercito indígena a partir de pequeños núcleos militares, asumiendo el hostigamiento y la guerrilla como forma principal de lucha y evitando las grandes confrontaciones. 11) De lograrse la paz, el ejército se disolvería en los distintos pueblos. 12) Los hombres sanos pero heridos en combate, las mujeres, los ancianos y los niños se internarían en la selvas más allá de la retaguardia (tal vez por esa decisión sabia, perduran algunos pueblos indígenas). 13) La jefatura se decide colectivamente. Los jefes deben renunciar a todo y serán sometidos a duras pruebas. 14) Se elegirán dos voceros por cada pueblo y se rotarán cada dos reuniones para que siempre estén todos representados pero por individuos diferentes. 15) Antes de cada batalla, los jefes llevarán a cabo un ritual que los confirma como hermanos e hijos de la tierra. 16) La traición y la cobardía son pecados que deben ser pagados con trabajos forzados hasta la muerte. 17) Una nación puede excluirse de la operación y perderá los benéficos colectivos. Las decisiones difíciles van al consejo de pinches. 18) Cada persona representa a toda su comunidad, los nexos se sellan con matrimonios Inter tribales. 19) El botín de guerra se reparte por igual. Se dan premios a los guerreros más destacados. Guardando una parte para las viudas y los huérfanos. 20) La consigna de todos será: “Vencer o morir” y “Unidos los hijos de la tierra en la nación de los libres-iguales”.

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