jueves, 30 de abril de 2009

Zuma (La Quinta Columna, 30/04/2009)

Un nombre por otro, la parte por el todo. Sudáfrica, el espejo macabro. Debe tratarse el apartheid como una metonimia tanto del pasado como del presente (prejuicios, venganza, mucho miedo). Siempre podrá descifrarse nuestra realidad hipócrita a través de su singularidad. “Lo que pasa allí traduce lo que pasa aquí”, denunciaba Derrida. Los medios resaltan un perfil: El nuevo presidente de Sudáfrica fue imputado con 783 acusaciones de corrupción y violación. Ese es para ellos Jacob Zuma, jefe del Congreso Nacional Africano (ANC). No dicen que se ganó su legendaria legitimidad en la lucha contra el apartheid, luego de 10 años de torturas y prisión. Cómo ocultar que Zuma Ganó con el 67% de los votos. “Controvertido líder zulú acusado de corrupción gana elecciones” titulaba CNN. Para el pueblo triunfó el "camarada Zuma", comunista consumado, líder del ala izquierda del ANC, al que quisieron cerrarle el paso con numerosas acusaciones sin fundamento y una feroz campaña sistemática de desprestigio. “Trataron de asesinarme simbólicamente, me distrajeron por años en cuestiones judiciales que me alejaban del pueblo, pero estoy aquí, triunfando por ellos”, fueron sus primeras palabras. Los medios reaccionaron: “Son muchas las voces que se han levantado en el continente negro en contra su elección. Ven en él un camino hacia el abismo. Este comunista podría tomar medidas no acordes con la democracia, como ya ocurre en su país vecino, Zimbawe, con Mugabe a la cabeza. Para algunos, Zuma es un presidente corrupto más en la lista africana. Los blancos le ven como un dictador, los negros ponen en él sus esperanzas” (AP). ¿Quién es en verdad Zuma? Un luchador curtido de 67 años, con 50 de militancia. Un niño que cuidaba vacas en su aldea, Nkandla. Maestro autodidacta, formado luego en la Unión Soviética. Enfrentado a las posiciones dogmáticas. Sembrado en las multitudes ignoradas, convirtiéndose en la pesadilla. El objetivo para el desprestigio, pero la jugada se revirtió y provocó la caída del anterior Vicepresidente, Thabo Mbeko, acusado de haber expulsado a Zuma del ANC con trampas y de instrumentalizar la justicia, inventando imputaciones para deshacerse de él. En todo momento canta un himno guerrillero que cuenta con decenas de versiones en Internet (Umshini Wami), "Tráeme mi metralleta". Esta se ha convertido en la canción de cabecera del pueblo, utilizada en los tiempos del apartheid. En 2008 fue absuelto de la imputación más grave. Un show de TV en vivo, para todo el país.

La hija de un amigo le sentó en el banquillo. Quedó libre de cargos con las siguientes palabras: “¿Cómo iba a violarla en su casa, con sus 6 hermanitos durmiendo al lado en la misma cama, sin que ninguno se despertara o viera algo, además, arriesgándome a ser sorprendido en una propiedad rodeada de policías?”. La denunciante irrumpió en llanto y confesó, que había sido comprada por un miembro de la fiscalía que obedecía a un plan opositor. Desde ese momento, el juicio enfrentó tanto al Gobierno como a la oposición y arrastró a la sociedad entera, provocando disturbios en las calles. Jeremy Gordin, autor de una biografía de Zuma, señala que el zulú no es del agrado de los intelectuales y los medios atrincherados en "prejuicios modernistas y liberales". “Causa temor en los blancos porque pone fin al idilio que encubre la discriminación y coloca a Sudáfrica frente a una imagen de sí misma que preferirían ignorar. “El presidente Sudafricano no vacila en vivir, en mostrarse desde su cultura, no intenta parecer occidental. Va a las ceremonias vestido con la ropa tradicional zulú, de pieles de leopardos. Asegura que ama a todas sus 8 mujeres y a sus 18 hijos”, Afirma el analista Xo Mangcu. Según las encuestas, “el camarada” es apreciado por los negros con 7,7 sobre 10. Los blancos lo aborrecen y le dan 1,9 sobre 10.

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