jueves, 27 de noviembre de 2008

GRACIAS (La Quinta Columna, 27/11/2008)

Una Revolución es un evento cultural que sacude cimientos dando al traste con las viejas instituciones. Toda Revolución construye un sujeto político múltiple, que para abreviar llamaremos pueblo. Un sujeto que se re apropia de otra lógica y desde allí planifica, controla, administra y ejecuta lo que soberanamente decidió. Una Revolución es dar todo el poder al pueblo. En este sentido dejamos una abrumadora cifra de tareas cumplidas, por ejemplo: Recibimos 35 escuelas abiertas de manera precaria, con apenas 25 mil niños. Devolvimos 135 centros educativos funcionando, con más de 130 mil estudiantes que cuentan con seguro, uniformes y tres comidas diarias. Hicimos el estacionamiento Río Tuy en Las Torres de El Silencio, el terminal de abordaje más moderno del país. El taller Caracas deja proyectos y soluciones. Presentamos a Minfra un estudio pormenorizado para el problema del tráfico. Recuperamos el Olímpico, el Nuevo Circo, El Pinar, Los Caobos, el Cristóbal Rojas; plazas, avenidas y 600 nuevas canchas. Dotamos a los hospitales y preparamos su transferencia al Ejecutivo Nacional. Lo mismo ocurrió con la PM. Desarrollamos la escuela del constructor popular, la contraloría social y la policía vecinal. Dotamos y honramos como nunca a nuestros bomberos. Cancelamos pasivos laborales y compromisos contractuales como ninguna otra administración anterior. Atendimos a los excluidos de la calle, desde una experiencia piloto imitada en varios países del mundo: El Manantial de los sueños. Salvamos miles de viviendas en nuestros barrios y construimos urbanizaciones completas. Atendimos a niños y ancianos. Creamos Fundaperdis, una organización para la dignidad de nuestros compatriotas discapacitados. Atendimos a los parientes de los enfermos de nuestros hospitales creando una posada. Hoy contamos con un centro para mudar a las personas mientras le damos una casa nueva. Expropiamos 600 edificios para beneficiar a la clase media y pagamos dichos inmuebles. Atendimos a más de 30 mil damnificados y solucionamos sus problemas. Donamos sillas de ruedas prótesis, colchones anti escara, bastones y miles de ayudas más. Creamos una corporación para quebradas, torrenteras y derrumbes, además de apoyar a los municipios con el problema de la basura. Recuperamos el botadero de La Bonanza con una planta de tratamiento de lixiviado y hornos para desechos patológicos, aumentando su vida de 3 a 35 años. Hicimos cientos de barandas, decenas de muros de contención y escalinatas en los barrios. Creamos el centro de seguridad electrónica más moderno de América Latina, con 300 cámaras instaladas. Dejamos núcleos de desarrollo endógeno. Reactivamos la cultura en la calle con teatro, eventos musicales, circo, cine, cientos de libros y otras publicaciones. Proyecto Pira. Avila TV, que en apenas 2 años es la primera televisora juvenil de señal abierta de todo el país. Banco de materiales para la vivienda popular. Cientos de micro créditos, particularmente a taxistas y motorizados. Minuciosa investigación histórica para conocer los orígenes de nuestra ciudad reivindicando la figura de Guaicaipuro y Miranda. Pero el legado más importante es la organización social. Dos mil consejos comunales organizados, con cerca de 1000 capacitados y financiados. Por eso doy gracias a Caracas por dejarnos trabajar con ella desde una gestión honesta y eficiente que merece ser profundizada. Al presidente Chávez por su confianza, a los trabajadores de La Alcaldía y a mi equipo de trabajo. Felicitamos a los ganadores. Ojalá los nuevos gerentes sean capaces de reconocer de algún modo y sin mezquindades los modestos aportes que dejamos.

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