jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Ponerle el cascabel a Obama? (La Quinta Columna, 06/11/2008)

¿Es Obama, como afirmo en su momento Malcón X de Luther King, el Tío Tom? Es decir, el negro de la casa de los amos blancos, que afirma sus valores en oposición al rebelde negro de la hacienda algodonera. Pasemos revista a algunos datos. Según cálculos conservadores, EEUU ha gastado en 6 años de guerra en Irak y Afganistán, un billón y medio de dólares. Si comparamos esta astronómica cifra con lo que se necesitaría para acabar con el analfabetismo en el mundo (unos 49 mil millones); o con lo que se podría invertir en ese país para erradicar la pobreza de unos 50 millones de norteamericanos (300 mil millones de dólares), nos damos cuenta de cuan alta es la cifra. Paradójicamente, si este país reduce en apenas un 20% el gasto militar, desaceleraría su economía en esa misma proporción, dejando en la calle a un millón y medio de trabajadores y produciendo la quiebra de industrias como el acero, la informática, la farmacéutica y hasta el ramo de la alimentación y la confección. El imperio se haya atrapado al interior de su propia paradoja al haber amarrado el carro de su destino al caballo de la doctrina de “la guerra eterna”. El fraude contra Al Gore fue el triunfo del lobby petrolero armamentista sobre las pretensiones del sector de las altas tecnologías; así como el asesinato de Kennedy fue llevado acabo por los tigres del Pentágono, para castigar las aptitudes vacilantes de este clan ante las presiones de los sectores más reaccionarios de EEUU, a favor de La Guerra Fría. ¿Cuál será la suerte del recientemente electo, si se enfrenta a la dictadura del dinero y la guerra, propietaria por décadas de las decisiones de La Casa Blanca? Sin embargo, el principal enemigo de Obama es él mismo. Me explico: Acostumbrados como están de ostentar su fascismo, los tigres y halcones del Pentágono, leen la ambigüedad del presidente electo como izquierdismo. Recordemos por un memento la teoría del fascismo de Deleuze. El fascismo de apodera de los cuerpo a nivel de la ideología, pero principalmente de las emociones a partir de las catexias corporales, los gestos libidinales, las miradas, las puestas en escena del deseo. “El fascismo produce ciertos ensamblajes de los cuerpos haciendo de la personalidad un lugar impersonal desde donde hablan sujetos extraños al goce; los que anclan sus pasiones al odio y al resentimiento. Quedando atrapados al nivel más bajo de intensidades puras, de operaciones corporales abstractas como por ejemplo, el mover involuntariamente la cabeza de lado a lado sin darse cuenta ante una imagen que rechazan”. ¿Cuándo miran en la tele a Obama, los blancos sajones, protestantes de la clase media profesional gritarán: ¡Bravo! Allí está uno de los nuestros? En noviembre de 2002 Bush recibió ataques por parte del ala derecha de su propio partido, cuando quiso rectificar aquello de “la guerra de civilizaciones”. Fue acusado de tener posiciones blandas frente al Islam. Netanyahu, por ejemplo, un político israelí de línea dura, le reprochaba que dijera en público que el terrorismo no tenía nada que ver con el pensamiento árabe musulmán. En enero de 2004, en una columna de un influyente periodista de derecha, se decía: “El verdadero enemigo de EEUU, no es el terrorismo, es el Islam militante, pues se trata de una fuerza profundamente violenta contra occidente, el mercado, la democracia y el liberalismo”. ¿Qué hará Obama con estas aseveraciones?¿A caso se cambiará el origen y el nombre y desde ahora pasara a actuar como un Oreo cookie, negro por fuera pero relleno de crema blanca por dentro?

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