jueves, 15 de octubre de 2009

La Paz de Obama (La Quinta Columna, 15/10/09)

Algunos quedaron estupefactos por el premio Nobel a Obama, pero comienzan a despejarse las dudas. Este era el presidente que Estados Unidos necesitaba. Con Bush fue demasiado, se les pasó la mano. América del norte necesita un descanso para que siga pasando lo mismo, mientras su clase media duerme el sueño infeliz de su mala conciencia. Ya nos se trata del extremo de un fanático religioso enloquecido; un vaquero texano bruto. Obama se parece más a Reagan de lo que la gente cree, pero a diferencia del republicano, el negro se las trae, es un actorazo que lleva a cabo el papel de presidente al detalle, a tal punto de que mucha gente hasta cree que él manda. Algún sesudo analista dijo alguna vez, que la única diferencia entre un presidente norteamericano republicano y otro demócrata consistía en que el primero hablaba directamente con Dios; como el caso de Reagan o Bush; mientras que el segundo consultaba a las transnacionales del complejo industrial militar. No por casualidad el mayor número de invasiones militares se ha llevado a cabo durante gobiernos demócratas, con contadas excepciones de presidentes republicanos que han sacado la cara para defender la honrilla en tan infame asunto. Tal vez por eso, el Nobel de la Paz a Obama no sea tan traído de los pelos. Sería una estrategia europea para poner un freno tempranero a las pretensiones del guerrerismo imperial. Recordemos que venimos diciendo que se trata de un Oreo cookie en La Casa Blanca, negro por fuera blanco por dentro y envuelto en un delicioso discurso liberal que encubre la verdad: La continuidad de las políticas de Bush en su segundo período, en lo referente al compromiso de Washington con El Pentágono, pero de una manera más discreta. De este modo, el Nobel serviría por un tiempo para exacerbar las contradicciones, mostrando a Hillary por un lado, con un discurso duro y pragmático, y por el otro a un Obama candido, preñado de buenas intenciones que no hace más que racionalizar sin estridencias lo que la anterior administración hacía con petulancia y torpeza. Por ejemplo, ya salieron 13 mil nuevos soldados para Afganistán, de un total de 21 mil, sin tomar en cuenta los contratistas y los otros 11 mil soldados de apoyo que les acompañarán y que reforzarán a los 70 mil ya presentes en ese país; la cifra más alta de efectivos militares estadounidenses desde que comenzó la guerra contra el talibán en 2001. Del mismo modo tiende su mano a Chávez, mientras rodea a Venezuela de bases militares. El reto del nuevo jefe de la barbarie, es que las conclusiones de la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático no caigan en saco roto y que de una vez por todas se reduzcan las emisiones de fluoruro carbono, y CO2, es decir que las transnacionales de los transgénicos y de la ecología no se salgan con la suya; el desafío es que EEUU reduzca su presencia militar en el mundo, la cual alcanza ya a 123 países. El punto está en ver si es capaz de forzar la paz en el medio oriente sin inclinar la balanza a favor del sionismo. Lo que está por verse es si se decide a favor de la reducción del gasto militar que asciende a dos veces y media el de China, Rusia, Inglaterra e Israel juntos. Un portaaviones nuclear está costando unos 6 billones de dólares, el equivalente a la inversión necesaria para acabar tal vez para siempre con el hambre en África, lugar de donde vienen parte de sus genes. El momento está para que decida acabar con el atroz e infame bloqueo a Cuba, sin condiciones. Por eso, coincido con los que dicen que el premio Nobel de la Paz para Obama, no es una careta que le permite actuar, por el contrario, es un conjuro que lo deja al desnudo mostrándolo como lo que es: Un caballero de la guerra. Los gringos lograron el milagro: Cultivar in Vitro una marihuana y un presidente transgénico.

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