jueves, 9 de julio de 2009

La Huelga (La Quinta Columna, 09/07/2009)

Los políticos y los actores pueden sufrir de narcisismo. No es nada grave, siempre y cuando la persona en cuestión sepa manejarlo, es decir, si puede, de manera discreta, asumir algunas situaciones sin llamar demasiado la atención. Esta gente suele caer en depresión, alternando rabietas con euforia acompañada de ciertas fantasías asociadas al éxito y al reconocimiento. De manera que la ciclotimia, o maniaco depresión, es permanente, expresado en síndrome de falta de atención versión ligera del narcisismo. O sea, dicho en criollo, que como su mamá no lo quería, y como en cualquier película norteamericana que se respete, lo único que queda es hacer algo desesperado o extravagante para compensar el amor primordial de la progenitora. Misión inútil, pues como dice el bolero mexicano de Agustín Lara, interpretado por el filósofo Jorge Negrete: “Como el amor de una madre no hay dos, no hay dos, no hay dos…”. Tal sicopatía resulta cómoda a la hora de explicar el abanico que va desde los asesinos en serie, hasta el llanto malcriado de un muchachito en el boulevard de Sabana Grande. Pero vayamos al grano. Dejémonos de rodeos. O sea: ¿¡Qué carajo le pasa a Ledezma?! Primero la agarró conmigo, denunciándome sin fundamentos, cada vez que se daba cuenta que no tenía ni idea de lo que le tocaba hacer. Cuando se le acabó la munición palomera, empezó a meterse con Chávez, ahora, a falta de un guión imaginativo, que lo devuelva a las tablas, se tira una girita por Washington, a fin de conseguir a un guionista, de esos que tiene la CIA. Regresa con una huelga de hambre “pret a porter”, escondida bajo el brazo derecho. Pero se equivoca de tiempo, e inicia el montaje, en el momento en el que el mundo está de luto por la muerte de un ángel de Charlie y la de Miguelito Jackson. Cuando la mayoría de la gente se prepara para ceñirse el traje de baño y pasar vacaciones. ¿Quién va a estar pensando o creyendo que Ledezma no come? Sería desventurado imaginar sólo por un momento, que la motivación tiene que ver con su solidaridad con el pueblo hondureño. Su motivación es el Business, es decir que el gobierno le baje unos realitos para hacer lo mismito que hizo al frente de Libertador…; y en segunda instancia (o quién sabe si en primera) que la candileja rutilante de la mediática, atrape alguna mueca de sus tantos ademanes desesperados. Es que el hombre muere, no de hambre, sino por ser tocado por el haz de luz del factor de Globo-visión. Como un caballo viejo, Ledezma es el último dinosaurio de la generación perezcista. Se niega a la extinción. Cual serpiente o caimán, ha cambiado de piel varias veces logrando su resurrección. Ahora por obra y gracia de los malabarismos de la democracia, dejó de ser un zombi y le tocó administrar lo que yo siempre anuncie desde su preciso momento: Un cascarón vacío. No me digas ahora que no lo sabías. Quien te precedió en el cargo, estuvo pregonando la necesidad de una ley del Distrito Capital. Pero no, Ledezma prefiere tirarse en el suelo con un berrinche y al estilo de los tres chiflados, se disfraza de víctima. Asume el papel de un personaje de Borges, para quien si la realidad no se parecía a sus deseos, allá ella. Pero uno tiene su corazoncito y sabe que a veces el rey está desnudo haciendo el ridículo. Por eso le haré una recomendación: Celia Cruz y su disco: “Que pena me da tu caso, lo tuyo es mental”; seguido de “teatro”, de la Lupe, y luego, “Consejo de Oro”, interpretado por Lavoe. La música siempre es buena terapia en casos como el tuyo. Sabemos que los afectos, así como el cariño verdadero, “ni se compran ni se venden”. Alcalde, para hacer algo por Caracas, por pequeño que sea (no hay excusa), no hace falta sino voluntad. Ya vas para un año, se te acaba el tiempo. Mientras, en la acera de enfrente, tus aliados gozan un puyero, esperando a ver si tu capricho, te saca del camino candidatural.

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