jueves, 28 de enero de 2010

Haití (La Quinta Columna, 28/01/10)

Lo indecible siempre nos ronda y aureola. Pero sólo se hace presente de manera patética en situaciones límite. Por ejemplo, cuando el horror señorea a la realidad como en el caso de la guerra de Vietnam o la bomba de Hiroshima. Es decir, cuando la realidad rebasa el campo, el marco de representación del discurso y la palabra. Cuando, como dijera el poeta Alan Ginberg: “Demasiada realidad borra la razón. Por eso no podemos imaginarnos al infierno…”. Cuando la palabra “espanto”, se espanta de su propio reflejo, por su incapacidad para dar cuenta de lo real, y entonces se asume desnuda, como un simple golpe de voz que no señala nada, no tiene traducción, ni dónde asirse, o a dónde recurrir. Signo flotante y vacío, significante puro que se escalofría porque conoció su límite. Desbordamiento del sin sentido que salta del miedo pánico a la rabia. Lo ocurrido en Haití cabe en esta categoría. Por cuál nombre llamar, cómo calificarlo sin ahogarse en lágrimas y quedarse sin voz en ese grito. Por eso cabe preguntarse si hay algo de cierto en las numerosas teorías de la conspiración que por estos días circulan. Porque, es que en este sentido vienen apareciendo cosas. Por ejemplo: Las páginas web que hablan sobre los efectos de las máquinas Telsa para la producción de terremotos-que desde los años 40 fueron utilizadas con éxito en pequeña escala-, se encuentran bloqueadas, desconectadas o desactivadas. Lo que quiere decir que no hay acceso. O sea, quienes quieren profundizar la información que circuló sobre las denuncias de la marina rusa, en relación a la presunta utilización de armas elaboradas sobre la base del uso del electromagnetismo, para la producción de terremotos a 10 kilómetros de profundidad, tienen que hilar fino. Lo mismo ocurre con el rastreo de los documentos que confirman la aprobación de cuantiosos recursos por parte de El Congreso y de El Departamento de Estado de EEUU, para perfeccionar armas para tales fines. Así mismo, hay poca información sobre numerosas pruebas y usos anteriores de este tipo de armas y casi todo lo que se encontraba en la red ha desaparecido. Esta información existe y es verdadera. Ahora lo que quedaría por confirmar, es si verdaderamente, fue usada en Haití como refieren algunos cables dispersos que han aparecido en la prensa. De ser de este modo, estaríamos ante uno de los mayores asesinatos en masa que pueda haber contemplado la humanidad. Más de 200 mil muertos; ancianos, mujeres, niños, hombres. Y para los que quedaron vivos el más sórdido e infernal horror; sólo comparado con cualquier otra tragedia de magnitudes épicas. Como sea, el papel de los marines no ha sido lo mejor para la tragedia de nuestros hermanos. Relataban unos rescatistas mexicanos que los gringos permitían la acción de estos grupos sólo en las zonas ricas y desestimaban la ayuda que pudiera prestarse al interior del país y a los barrios pobres de Puerto Príncipe. En este mismo sentido, los barcos hospital norteamericanos, sólo prestan sus servicios a personas escogidas y se encuentran sub utilizados mientras se acelera la presencia militar en todo Haití. Igualmente, llama la atención la eficiencia y celeridad de las tropas americanas en este caso, en comparación con la capacidad de movilización y despliegue que demostraron hace 3 años en Luisiana, luego del paso del huracán Catrina. En Haití llegaron en 3 días casi 5 mil hombres, mientras que en su propio territorio tardaron 22 días para movilizar a la reserva nacional. Todo esto deja mucho que pensar. La posición geoestratégica de este país hermano, es muy importante para el gobierno de Obama, quien sabe que tarde o temprano tendrá que salir de Guantánamo y comprometido como está con el incremento del gasto militar. Son vientos de guerra que amenazan con horror, hambre y miseria, al avance revolucionario de América Latina. Para ello, el imperio saca provecho del dolor haitiano.

No hay comentarios: